5 de mayo de 2022

 CASA FUSET (CASA FRANCO):

Monte El Moquinal, la laguna, Tenerife.

Esta gran vivienda recibe varios nombres: Casa del Pánico, Casa Fuset (antiguo dueño), Casa de Franco (se dice que se llegó a hospedar en ella) y Casa de los disparos.

Los terrenos en donde se ubica la casa, ubicada en una zona boscosa y difícilmente accesible situada en el macizo de Anaga, perteneció a Benito Pérez Armas, conocido político, periodista y literato canario, el cual se casó en 1914 con Elena González de Mesa cuya familia era propietaria de las tierras de los alrededores de la casa desde el siglo XVIII. Tras la muerte de Pérez Armas, el lugar pasó a Lorenzo Martínez Fuset de origen andaluz, el cual vivió en Santa Cruz de Tenerife desde 1921 a 1922.

En 1927, Fuset se casó con la hija de Benito Pérez Armas. La casa sería construida en los años 40. El edificio estuvo habitado hasta los años 80, tras lo cual fue abandonado y permanece desde entonces en estado ruinoso.

En 1991 en la zona en donde se ubica la Casa Fuset se escondió el asesino Dámaso Rodríguez Martín (apodado" El Brujo") durante su fuga de la prisión Tenerife II. Este criminal murió, pegándose un tiro durante la persecución policial de la que fue objeto, si bien no en la Casa Fuset como se piensa.

Famosa también por otros motivos más misteriosos, de manera paralela se sitúan en la Casa Fuset y en los alrededores de ésta, detonaciones de arma corta que surgen de la nada, pasos dados por “presencias” invisibles e incluso apariciones, descripciones que se han venido a sumar a la creencia popular de que en ese lugar se cometieron asesinatos durante la dictadura.




4 de mayo de 2022

 PALACIO DE JUSTICIA DE LAS PALMAS:

Este edificio se ubica en las palmas de Gran Canarias y data de 1965. La Real Audiencia de Canarias fue creada en el año 1526 como Tribunal de Apelación y durante siglos tuvo como sede el antiguo edificio de las casas consistoriales en la plaza de Santa Ana. Más tarde ocupó el edificio del convento de San Agustín fundado en este lugar en 1664 hasta que los agustinos dejaron el convento forzados por la Ley de la desamortización de 1836.

Este antiguo edificio, situado en el barrio de Vegueta, en la capital gran canaria, es un inmueble de relativa nueva construcción, aunque sus cimientos fueron erigidos sobre un antiguo convento agustino. En su ala lateral posee una gran torre que une a dicho edificio con la iglesia de San Agustín, aunque dicha torre pertenece al ministerio de justicia; y es en esta torre donde suceden la mayoría de los acontecimientos.

Según cuentan diversos testimonios, tanto de empleados del interior como personas que han frecuentado el lugar, en su interior suceden  manifestaciones de índole paranormal. Llevan pasando durante más de 20 años, se escuchan pasos, risas, luces que se encienden solas al paso de las personas o incluso cánticos, a los que el personal de vigilancia acude para comprobar que no hay nadie en dicho lugar. Muchos de los funcionarios que ahí trabajan, han podido escuchar cómo se rodaban muebles o máquinas; y en ocasiones en ciertas habitaciones, han sentido como una energía que les observa, aunque nunca han visto nada más allá de sombras en las paredes.

El cuerpo de seguridad del lugar también ha podido escuchar voces, ruidos y sonidos extraños. Que fuera construido sobre los cimientos del convento agustino daría cierta explicación a los cánticos y diversos sonidos que algunos testigos coinciden que sucede en su interior, siendo las almas en pena de los agustinos muertos en dicho convento los protagonistas de esas fúnebres manifestaciones.

 PALACIO DE JUSTICIA DE LAS PALMAS:

Este edificio se ubica en las palmas de Gran Canarias y data de 1965. La Real Audiencia de Canarias fue creada en el año 1526 como Tribunal de Apelación y durante siglos tuvo como sede el antiguo edificio de las casas consistoriales en la plaza de Santa Ana. Más tarde ocupó el edificio del convento de San Agustín fundado en este lugar en 1664 hasta que los agustinos dejaron el convento forzados por la Ley de la desamortización de 1836.

Este antiguo edificio, situado en el barrio de Vegueta, en la capital gran canaria, es un inmueble de relativa nueva construcción, aunque sus cimientos fueron erigidos sobre un antiguo convento agustino. En su ala lateral posee una gran torre que une a dicho edificio con la iglesia de San Agustín, aunque dicha torre pertenece al ministerio de justicia; y es en esta torre donde suceden la mayoría de los acontecimientos.

Según cuentan diversos testimonios, tanto de empleados del interior como personas que han frecuentado el lugar, en su interior suceden  manifestaciones de índole paranormal. Llevan pasando durante más de 20 años, se escuchan pasos, risas, luces que se encienden solas al paso de las personas o incluso cánticos, a los que el personal de vigilancia acude para comprobar que no hay nadie en dicho lugar. Muchos de los funcionarios que ahí trabajan, han podido escuchar cómo se rodaban muebles o máquinas; y en ocasiones en ciertas habitaciones, han sentido como una energía que les observa, aunque nunca han visto nada más allá de sombras en las paredes.

El cuerpo de seguridad del lugar también ha podido escuchar voces, ruidos y sonidos extraños. Que fuera construido sobre los cimientos del convento agustino daría cierta explicación a los cánticos y diversos sonidos que algunos testigos coinciden que sucede en su interior, siendo las almas en pena de los agustinos muertos en dicho convento los protagonistas de esas fúnebres manifestaciones.

 LA CASA LERCARO:

Calle San Agustín 22, San Cristóbal de La Laguna (Islas Canarias).








Esta joya de la arquitectura lagunera comenzó a construirse en 1593 por
Francisco Lercaro de León, que procedía de una familia de comerciantes genoveses que se instalaron en Tenerife después de terminada la conquista.

La edificación sufrió ampliaciones en los siglos XVII y XVIII, obteniendo su máximo esplendor, aunque también se llevaron a cabo obras en el siglo XX. A lo largo de su historia, ha tenido diversos usos. En los años 40 fue albergue de un destacamento militar, denominado popularmente como “los antigases”. Después se convirtió en sede de la facultad de Filosofía y Letras. En los años 70 fue adquirida por el Cabildo, que llevó a cabo obras de restauración para ubicar el Museo de Historia de Tenerife.

La antigua casa de la familia Lercaro, se localiza en la calle de San Agustín. En este inmueble vivió Catalina, que algunos suponen que fue hija de Antonio Lercaro y a la que obligaron a contraer matrimonio con un hombre de avanzada edad, por lo que la joven decidió quitarse la vida arrojándose el mismo día de su boda a un pozo de la parte trasera. 

La leyenda dice que el cuerpo de Catalina está enterrado en una estancia de la casa, debido a que, al haberse suicidado, la Iglesia se opuso a que recibiera cristiana sepultura en un cementerio.  Estos hechos motivaron que la familia Lercaro se trasladara a vivir a La Orotava.

Muchos son los testimonios del personal que allí trabaja, una de las chicas encargadas de la biblioteca del Museo vio sentada a una mujer, mirándola fijamente y desapareciendo al percatarse de su presencia. Un joven apoyó el testimonio con lo que presenció un día: “Jamás olvidaré aquella mañana, cuando vi pasar un bulto blanco muy luminoso con forma de mujer”. Otro empleado añadió: “Vi una nube blanca que se puso a mi lado, pero al prestarle atención se esfumó”. Otro joven añade: “Resulta muy aterrador cuando sabes que estás solo en la casa y oyes en el piso superior misteriosos pasos, algo que siempre sucede, igual que las apariciones”. “Los pasos invisibles se escuchan siempre desde la sección VI hasta el lugar donde se encuentra la vitrina que alberga una imagen de Cristo”.

Más increíble resulta la siguiente historia que cuenta otro testigo: “Aquella mañana no había nadie en la sala de didáctica. De pronto se oyó un ruido y la puerta se cerró. Se podría pensar que fue el viento, pero lo más misterioso es que estaba cerrada por dentro con llave, sin haber nadie en el interior de la habitación. Tuvimos que entrar por una ventana, la cual forzamos, y abrir la cerradura”.

Uno de los testigos afirma que una joven trabajadora del museo dejó un vaso de cristal en una de las mesas del piso de arriba y, cuando fue a buscarlo, no sólo lo encontró en otro punto de la mesa, sino roto en mil pedazos.

Otra historia curiosa es la que le ocurrió a un hombre que cargó sobre sus hombros unas vigas para subirlas al piso de arriba. Cuando llegó vio que la puerta donde tenía que entrar estaba cerrada con un tablón que la reforzaba. Decidió dejar la carga en el suelo, pero antes de hacerlo el trozo de madera que aseguraba el cierre saltó por los aires y las dos hojas de la puerta se abrieron de par en par.

A Héctor Pérez se le coló un extraño “no” muy grave y prolongado en su grabadora cuando hacía una entrevista. Para conocer más de esta psicofonía y de la casa, optó por llevar al lugar a una “sensitiva”, quien sintió mucho dolor en el granero y se puso mucho peor en la antigua cocina, percibiendo a una joven que la habían torturado quemándole los brazos. Por si fuera poco, dos personas que trabajan en el museo juran haber visto a una muchacha que los observaba desde el granero y que luego desaparecía, estando ellos solos en la casa, ya que se encontraba cerrada al público.

En el año 2011 el grupo Clave 7 de investigación de temas paranormales, con el permiso del director del Museo del Cabildo, acudió a dicho inmueble para hacer un estudio sensitivo con la médium Angie Freeland y el grupo Tenerife Paranormal Society. La médium se dirigió al punto exacto donde solo este redactor sabía que estaba el pozo. En ese momento dijo que lo percibía debajo de ella. Luego se concentró más, visionó joyas y un cuerpo con un traje blanco.

Al preguntarle si era un cuerpo espiritual o físico, dijo que estaba en el fondo de forma material, y precisó que era de una mujer. Le preguntaron cómo había llegado ahí ese cuerpo y señaló que la joven se había tirado del corredor más alto del Palacio de Lercaro, que cayó cerca del pozo y como aún no había conseguido su muerte se arrastró hasta tirarse dentro del mismo.

Hay que destacar que antes de hacer dichas afirmaciones, la médium Olga Pérez Marrero, sensitiva del grupo Clave 7, había dado a conocer datos semejantes a los de Angie Freeland. Josephine Mateos, sensitiva del grupo Clave 7, percibió a Catalina tirándose al pozo de rodillas y que, en las mismas, antes de hacerlo, lleva heridas, lo que concuerda con lo que apunta la médium de que al caer avanzó hacia el pozo para tirarse.

Josephine vio a esta mujer con pelo largo y negro, ojos claros verdosos, manos delgadas y con un camisón blanco o beis con bordados en azul y rosa. Tanto Josephine como Olga sintieron opresiones, angustias y torturas, lo que fue ratificado por la médium Angie Freeland, pues, aunque no lo sabían estaban en las mazmorras donde recluyeron a presos. Olga notó la presencia de militares y monjes.



 LA CASA LERCARO:

Calle San Agustín 22, San Cristóbal de La Laguna (Islas Canarias).








Esta joya de la arquitectura lagunera comenzó a construirse en 1593 por
Francisco Lercaro de León, que procedía de una familia de comerciantes genoveses que se instalaron en Tenerife después de terminada la conquista.

La edificación sufrió ampliaciones en los siglos XVII y XVIII, obteniendo su máximo esplendor, aunque también se llevaron a cabo obras en el siglo XX. A lo largo de su historia, ha tenido diversos usos. En los años 40 fue albergue de un destacamento militar, denominado popularmente como “los antigases”. Después se convirtió en sede de la facultad de Filosofía y Letras. En los años 70 fue adquirida por el Cabildo, que llevó a cabo obras de restauración para ubicar el Museo de Historia de Tenerife.

La antigua casa de la familia Lercaro, se localiza en la calle de San Agustín. En este inmueble vivió Catalina, que algunos suponen que fue hija de Antonio Lercaro y a la que obligaron a contraer matrimonio con un hombre de avanzada edad, por lo que la joven decidió quitarse la vida arrojándose el mismo día de su boda a un pozo de la parte trasera. 

La leyenda dice que el cuerpo de Catalina está enterrado en una estancia de la casa, debido a que, al haberse suicidado, la Iglesia se opuso a que recibiera cristiana sepultura en un cementerio.  Estos hechos motivaron que la familia Lercaro se trasladara a vivir a La Orotava.

Muchos son los testimonios del personal que allí trabaja, una de las chicas encargadas de la biblioteca del Museo vio sentada a una mujer, mirándola fijamente y desapareciendo al percatarse de su presencia. Un joven apoyó el testimonio con lo que presenció un día: “Jamás olvidaré aquella mañana, cuando vi pasar un bulto blanco muy luminoso con forma de mujer”. Otro empleado añadió: “Vi una nube blanca que se puso a mi lado, pero al prestarle atención se esfumó”. Otro joven añade: “Resulta muy aterrador cuando sabes que estás solo en la casa y oyes en el piso superior misteriosos pasos, algo que siempre sucede, igual que las apariciones”. “Los pasos invisibles se escuchan siempre desde la sección VI hasta el lugar donde se encuentra la vitrina que alberga una imagen de Cristo”.

Más increíble resulta la siguiente historia que cuenta otro testigo: “Aquella mañana no había nadie en la sala de didáctica. De pronto se oyó un ruido y la puerta se cerró. Se podría pensar que fue el viento, pero lo más misterioso es que estaba cerrada por dentro con llave, sin haber nadie en el interior de la habitación. Tuvimos que entrar por una ventana, la cual forzamos, y abrir la cerradura”.

Uno de los testigos afirma que una joven trabajadora del museo dejó un vaso de cristal en una de las mesas del piso de arriba y, cuando fue a buscarlo, no sólo lo encontró en otro punto de la mesa, sino roto en mil pedazos.

Otra historia curiosa es la que le ocurrió a un hombre que cargó sobre sus hombros unas vigas para subirlas al piso de arriba. Cuando llegó vio que la puerta donde tenía que entrar estaba cerrada con un tablón que la reforzaba. Decidió dejar la carga en el suelo, pero antes de hacerlo el trozo de madera que aseguraba el cierre saltó por los aires y las dos hojas de la puerta se abrieron de par en par.

A Héctor Pérez se le coló un extraño “no” muy grave y prolongado en su grabadora cuando hacía una entrevista. Para conocer más de esta psicofonía y de la casa, optó por llevar al lugar a una “sensitiva”, quien sintió mucho dolor en el granero y se puso mucho peor en la antigua cocina, percibiendo a una joven que la habían torturado quemándole los brazos. Por si fuera poco, dos personas que trabajan en el museo juran haber visto a una muchacha que los observaba desde el granero y que luego desaparecía, estando ellos solos en la casa, ya que se encontraba cerrada al público.

En el año 2011 el grupo Clave 7 de investigación de temas paranormales, con el permiso del director del Museo del Cabildo, acudió a dicho inmueble para hacer un estudio sensitivo con la médium Angie Freeland y el grupo Tenerife Paranormal Society. La médium se dirigió al punto exacto donde solo este redactor sabía que estaba el pozo. En ese momento dijo que lo percibía debajo de ella. Luego se concentró más, visionó joyas y un cuerpo con un traje blanco.

Al preguntarle si era un cuerpo espiritual o físico, dijo que estaba en el fondo de forma material, y precisó que era de una mujer. Le preguntaron cómo había llegado ahí ese cuerpo y señaló que la joven se había tirado del corredor más alto del Palacio de Lercaro, que cayó cerca del pozo y como aún no había conseguido su muerte se arrastró hasta tirarse dentro del mismo.

Hay que destacar que antes de hacer dichas afirmaciones, la médium Olga Pérez Marrero, sensitiva del grupo Clave 7, había dado a conocer datos semejantes a los de Angie Freeland. Josephine Mateos, sensitiva del grupo Clave 7, percibió a Catalina tirándose al pozo de rodillas y que, en las mismas, antes de hacerlo, lleva heridas, lo que concuerda con lo que apunta la médium de que al caer avanzó hacia el pozo para tirarse.

Josephine vio a esta mujer con pelo largo y negro, ojos claros verdosos, manos delgadas y con un camisón blanco o beis con bordados en azul y rosa. Tanto Josephine como Olga sintieron opresiones, angustias y torturas, lo que fue ratificado por la médium Angie Freeland, pues, aunque no lo sabían estaban en las mazmorras donde recluyeron a presos. Olga notó la presencia de militares y monjes.



 HOTEL RURAL FINCA LA RAYA:

El hotel finca La Raya o casa de Vargas, en el municipio tinerfeño de Güímar, con más de cinco siglos de historia, acumula multitud de casos paranormales de los que quedaron constancia gracias al equipo de investigación Clave Siete de Tenerife al sacar a la luz lo que en Güímar era, desde hace décadas, un secreto a voces que le valió al inmueble el sobrenombre de la “casa del miedo”.

El edificio se levantó en el siglo XVI. Sin embargo, su estilo pertenece al siglo XIX. Carmelina Rosa, heredera por vía paterna de las instalaciones y responsable junto a su esposo Francisco Toledo vivirían años atrás en la víspera de la noche de difuntos una experiencia que aún no ha sabido explicar. “Ya durante la restauración los problemas fueron constantes e inexplicables, como si algo nos intentara alejar del lugar. Estando yo en la cocina, una ventana se cerró bruscamente y al comprobarla vi que el cerrojo estaba echado. El azúcar y la sal se cayeron al suelo desde la despensa junto a varios calderos, mientras que en el piso superior se escuchaban pasos acelerados, comprobé que no había nadie arriba, muchos inquilinos han sentido esos pasos en la galería acristalada, que antaño fue una balconada por la que, cuenta la leyenda que cierta joven despechada, se arrojó al estanque de abajo donde murió.

Durante muchos años la casa estuvo en estado de semi-ruina, antes de que se restaurara y cuentan que mientras se desarrollaban las tareas de acondicionamiento, se escuchaban ruidos de procedencia incierta, puertas y ventanas que se abrían y cerraban de forma espontánea, sombras y extrañas sensaciones, como si los trabajadores no estuviesen solos en el lugar. Una vez convertido en hotel, no son pocos los clientes que coinciden en describir los mismos fenómenos.

Hay una habitación que destaca porque en ella es donde al parecer se presenta la figura de una mujer que se sienta en un lado de la cama mientras el inquilino duerme. Una pareja de origen belga vio a los pies de la cama, sentada en la misma, una mujer vestida con un camisón blanco y la mirada perdida.  

Durante la inspección una sensitiva pudo percibir “algo” en esta estancia. Según ella, vio a una mujer de unos 30 años, de pelo largo y castaño oscuro, que vestía un camisón blanco-azulado. La vio sentada en el borde de la cama. Su rostro expresaba una gran tristeza.

Francisco nos cuenta la leyenda de una pianista que se alojaba en una habitación de ese piso a principios del siglo XX, cuando el hotel se destinaba a atender a enfermos con problemas pulmonares. La joven se enamoró del propietario de la casa y, al no ser correspondida, se habría tirado por una de las ventanas del pasillo.

Carmelina nos habla de su padre, un hombre que no le tenía miedo a nada, sin embargo, cierto día,  se lo encontró en un estado de shock. “Había visto algo raro en la casa, pero no sabía, o no quiso, decir el qué. Un hombre fuerte como mi padre se desmoronó ante algo que vio y no sabía explicar”.

Según se cuenta, una mujer estuvo encerrada en la ultima planta de este lugar mucho tiempo por su marido. Cierto día logró salir con tan mala fortuna de que cayó accidentalmente o no, por la escalera. 



 HOTEL RURAL FINCA LA RAYA:

El hotel finca La Raya o casa de Vargas, en el municipio tinerfeño de Güímar, con más de cinco siglos de historia, acumula multitud de casos paranormales de los que quedaron constancia gracias al equipo de investigación Clave Siete de Tenerife al sacar a la luz lo que en Güímar era, desde hace décadas, un secreto a voces que le valió al inmueble el sobrenombre de la “casa del miedo”.

El edificio se levantó en el siglo XVI. Sin embargo, su estilo pertenece al siglo XIX. Carmelina Rosa, heredera por vía paterna de las instalaciones y responsable junto a su esposo Francisco Toledo vivirían años atrás en la víspera de la noche de difuntos una experiencia que aún no ha sabido explicar. “Ya durante la restauración los problemas fueron constantes e inexplicables, como si algo nos intentara alejar del lugar. Estando yo en la cocina, una ventana se cerró bruscamente y al comprobarla vi que el cerrojo estaba echado. El azúcar y la sal se cayeron al suelo desde la despensa junto a varios calderos, mientras que en el piso superior se escuchaban pasos acelerados, comprobé que no había nadie arriba, muchos inquilinos han sentido esos pasos en la galería acristalada, que antaño fue una balconada por la que, cuenta la leyenda que cierta joven despechada, se arrojó al estanque de abajo donde murió.

Durante muchos años la casa estuvo en estado de semi-ruina, antes de que se restaurara y cuentan que mientras se desarrollaban las tareas de acondicionamiento, se escuchaban ruidos de procedencia incierta, puertas y ventanas que se abrían y cerraban de forma espontánea, sombras y extrañas sensaciones, como si los trabajadores no estuviesen solos en el lugar. Una vez convertido en hotel, no son pocos los clientes que coinciden en describir los mismos fenómenos.

Hay una habitación que destaca porque en ella es donde al parecer se presenta la figura de una mujer que se sienta en un lado de la cama mientras el inquilino duerme. Una pareja de origen belga vio a los pies de la cama, sentada en la misma, una mujer vestida con un camisón blanco y la mirada perdida.  

Durante la inspección una sensitiva pudo percibir “algo” en esta estancia. Según ella, vio a una mujer de unos 30 años, de pelo largo y castaño oscuro, que vestía un camisón blanco-azulado. La vio sentada en el borde de la cama. Su rostro expresaba una gran tristeza.

Francisco nos cuenta la leyenda de una pianista que se alojaba en una habitación de ese piso a principios del siglo XX, cuando el hotel se destinaba a atender a enfermos con problemas pulmonares. La joven se enamoró del propietario de la casa y, al no ser correspondida, se habría tirado por una de las ventanas del pasillo.

Carmelina nos habla de su padre, un hombre que no le tenía miedo a nada, sin embargo, cierto día,  se lo encontró en un estado de shock. “Había visto algo raro en la casa, pero no sabía, o no quiso, decir el qué. Un hombre fuerte como mi padre se desmoronó ante algo que vio y no sabía explicar”.

Según se cuenta, una mujer estuvo encerrada en la ultima planta de este lugar mucho tiempo por su marido. Cierto día logró salir con tan mala fortuna de que cayó accidentalmente o no, por la escalera. 



3 de mayo de 2022

 PRISION OLD ADELAIDE GAOL:

 18 Gaol Road, Thebarton, Australia.

La cárcel operó desde 1841 hasta 1988. La prisión es ahora un museo, una atracción turística y un centro de funciones. Está abierto para visitas auto-guiadas los 7 días de la semana y los tours de fantasmas también operan por la noche.  

El 2 de diciembre de 1840, los primeros prisioneros, unos 14 deudores, fueron trasladados de la antigua cárcel temporal para ocupar el primer patio que se completará en el nuevo Adelaide Gaol. Los prisioneros restantes en la vieja cárcel fueron trasladados a principios de 1841, ya que se completaron más trabajos de construcción.

William Baker Ashton se convirtió en el primer gobernador, cargo que ocupó hasta su muerte en 1854. El personal de Gaol consistía en dos "llaves en mano" y dos guardias. Durante este tiempo la cárcel fue conocida por el público como Ashton's Hotel.

El primer intento de escapar ocurrió en agosto de 1854 cuando 2 prisioneros fueron capturados en el acto, cada uno recibió 36 latigazos. La primera fuga "exitosa" fue en 1897 cuando 3 prisioneros llegaron hasta Blanchetown antes de ser recapturados.

En 1965 se anunció que la cárcel sería demolida y todos los trabajos cesarían. En 1969 esta decisión fue revertida y las reclusas de la cárcel fueron trasladadas a una nueva instalación. A lo largo de la década de 1970 se produjo una considerable modernización de los edificios. En 1971 todas las viviendas del personal fueron desocupadas y demolidas. Adelaide Gaol fue dado de baja en 1988 y el sitio tomado por el Departamento de Medio Ambiente y Patrimonio de Australia Meridional.

Siete ahorcamientos se mantuvieron en público fuera de los muros de la cárcel, el primero ocurrió en noviembre de 1840 mientras el sitio todavía estaba en construcción, fue Joseph Stagg quien había sido acusado de matar a su amigo después de ayudarlo a escapar de Stone Jug. Mientras estaba de pie en la horca, reafirmó su inocencia, pero dijo que la persona que era responsable estaba frente a él entre la multitud, pero nunca dijo el nombre.  

De 1861 a 1883, 13 prisioneros fueron ejecutados en horca portátil erigida entre las paredes interiores y exteriores del Gaol. Las ejecuciones se trasladaron al "Nuevo Edificio" en 1894, donde otros 21 prisioneros fueron ejecutados.

La "Torre De la Cuelgue" se convirtió a ese uso en 1950 y se utilizó para las últimas cuatro ejecuciones antes de que la pena capital fuera abolida en 1976. De 1840 a 1964, 45 de las 66 personas ejecutadas en Australia del Sur fueron por ahorcamiento en el Gaol.

William Ridgway era la más joven a los 19 años en 1874, Elizabeth Woolcock la única mujer en 1873 y la última fue Glen Sabre Valance en 1964.

Alison Oborn es una investigadora paranormal y dice que la cárcel está definitivamente embrujada. Los acontecimientos inexplicables incluyen imágenes de video de una pesada puerta de acero que se abren y se cierran por sí solas, luces parpadeando dentro de celdas libres de electricidad y ruidos de bolas de billar que se juegan en la oscuridad de la noche.

Estábamos en el "nuevo" edificio, donde hay una antigua escalera de metal allí donde me paro a contar la historia sobre la aparición de un guardia que se ve aquí  y mientras hablaba de eso, los pasos comenzaron en la parte superior, pudimos escuchar el clic del talón y el chirrido de las botas de cuero y llegó a la parte superior de las escaleras y comenzó a bajar, se notó como una brisa estática que nos puso todos los pelos de punta.

Se habla de apariciones de cuerpo completo, figuras oscuras entre las sombras. Voces y sonidos de tiempos pasados capturados en equipos de grabación. Toque físico a veces suave... a veces no tanto. La aparición de una mujer con vestido blanco que se cree que puede ser Elizabeth Woolcock, ya que llevaba esa ropa cuando la ejecutaron.

Se han grabado diversas psicofonías en las que se oye Sargento Murphy, en otra se escucha ¡tengo tanto frío!

Uno de los fantasmas es el de Frederick 'Fred' Carr, fue ahorcado el 12 de noviembre de 1927 por el asesinato de su esposa, Maude. Protestó por su inocencia, incluso hasta los últimos momentos antes de su muerte. Maude fue encontrada con la garganta cortada. Curiosamente, los dos maridos anteriores de Maude también murieron de heridas en el cuello y Maude intentó suicidarse el día antes de morir.

Fred se dice que aparece regularmente cerca de las escaleras que conducen a las celdas de arriba del Nuevo Edificio. Vestido con ropa oscura y teniendo interés  en los visitantes que deambulan por su antiguo 'hogar'.

También se ve a William el primer gobernador del Adelaide Gaol y a pesar de ser un hombre razonablemente justo, fue acusado de hacer el mal. William era un hombre muy grande y cuando murió su cuerpo no pudo ser manipulado por la escalera empinada y estrecha de su apartamento. En su lugar, fue bajado sin contemplaciones por la ventana delantera a los funerarios que esperaban abajo.

Tres meses después de su muerte, William fue exonerado. Demasiado tarde para pacificar un espíritu perturbado. En las noches se dice que sus pasos se escuchan (a través de paredes de piedra sólida) mientras lucha por mover los muebles en una habitación vacía.

La directora de la prisión contó cómo un día su cocker spaniel comenzó a gruñir y corrió hasta las viejas escaleras que conducían a las habitaciones del gobernador, dejó que el perro se acercara para atacar a quienquiera que pudiera estar allí y lo siguió de cerca. El perro corrió hacia la habitación y se detuvo, de repente, saltó emocionado ante algo que no se veía y luego rodó sobre su espalda como si esperara un cosquilleo en la barriga. La directora no pudo ver a nadie allí, pero el gobernador Ashton era un amante de los perros, por lo que tal vez el perro lo vio como un amigo.

Otro fantasma es el de Ben Ellis fue el verdugo durante 10 años, desde mediados de la década de 1860 hasta mediados de 1870. Vivió en Adelaide Gaol en un pequeño apartamento debajo de lo que se convirtió en el dormitorio femenino. Ben se enorgullecía de su trabajo, cada una de las ejecuciones se llevó a cabo con precisión y de manera experta, excepto en el caso de Charles Streitman en 1877. En su prisa por hacer el trabajo, Ben tuvo un descuido y Charles cayó pero quedó atrapado en la plataforma, en lugar de la muerte instantánea, pasaron 22 minutos antes de que finalmente muriera.

El 30 de diciembre de 1873, se le exigió ahorcar a una reclusa, Elizabeth Woolcock, la primera y última mujer ejecutada en Australia. Este evento cambió la forma en que Ben veía su profesión para siempre. Con 25 años fue declarada culpable del asesinato de su marido envenenándolo con mercurio. Aunque no se presentaron muchas pruebas en su contra el jurado pensó que era culpable. No tuvo buena vida, su madre la abandonó, a los 7 años fue violada por un minero y su marido la maltrataba.

Se dice que el espíritu inquieto de Ben aparece a menudo, tal vez buscando el perdón por un trabajo demasiado bien hecho.

Pero las ejecuciones no fueron las únicas muertes, hubo numerosos casos por enfermedad, causas naturales y por supuesto por las manos de los reclusos. Se dice que más de 300 personas murieron en la cárcel de Adelaide, algunas trágicamente como Grace Williams el 10 de enero de 1861. Grace se había derrumbado después de la muerte de su esposo y fue arrestada como lunática. La retuvieron en la comisaría de policía donde intentó quitarse la vida bebiendo agua hirviendo, pero todo lo que consiguió fue ampollas en la boca, la garganta y la nariz. La enviaron a Adelaide en un estado debilitado y el policía preocupado por el deterioro de su estado, trató de llevarla al Asilo de Adelaide porque sabía que allí la tratarían, pero se negaron porque el papeleo decía que debía ser llevada a la Cárcel. La pusieron en una celda sin tratamiento y falleció durante la noche. Nunca pudo volver a ver a sus hijos, que había sido su mayor deseo.



 PRISION OLD ADELAIDE GAOL:

 18 Gaol Road, Thebarton, Australia.

La cárcel operó desde 1841 hasta 1988. La prisión es ahora un museo, una atracción turística y un centro de funciones. Está abierto para visitas auto-guiadas los 7 días de la semana y los tours de fantasmas también operan por la noche.  

El 2 de diciembre de 1840, los primeros prisioneros, unos 14 deudores, fueron trasladados de la antigua cárcel temporal para ocupar el primer patio que se completará en el nuevo Adelaide Gaol. Los prisioneros restantes en la vieja cárcel fueron trasladados a principios de 1841, ya que se completaron más trabajos de construcción.

William Baker Ashton se convirtió en el primer gobernador, cargo que ocupó hasta su muerte en 1854. El personal de Gaol consistía en dos "llaves en mano" y dos guardias. Durante este tiempo la cárcel fue conocida por el público como Ashton's Hotel.

El primer intento de escapar ocurrió en agosto de 1854 cuando 2 prisioneros fueron capturados en el acto, cada uno recibió 36 latigazos. La primera fuga "exitosa" fue en 1897 cuando 3 prisioneros llegaron hasta Blanchetown antes de ser recapturados.

En 1965 se anunció que la cárcel sería demolida y todos los trabajos cesarían. En 1969 esta decisión fue revertida y las reclusas de la cárcel fueron trasladadas a una nueva instalación. A lo largo de la década de 1970 se produjo una considerable modernización de los edificios. En 1971 todas las viviendas del personal fueron desocupadas y demolidas. Adelaide Gaol fue dado de baja en 1988 y el sitio tomado por el Departamento de Medio Ambiente y Patrimonio de Australia Meridional.

Siete ahorcamientos se mantuvieron en público fuera de los muros de la cárcel, el primero ocurrió en noviembre de 1840 mientras el sitio todavía estaba en construcción, fue Joseph Stagg quien había sido acusado de matar a su amigo después de ayudarlo a escapar de Stone Jug. Mientras estaba de pie en la horca, reafirmó su inocencia, pero dijo que la persona que era responsable estaba frente a él entre la multitud, pero nunca dijo el nombre.  

De 1861 a 1883, 13 prisioneros fueron ejecutados en horca portátil erigida entre las paredes interiores y exteriores del Gaol. Las ejecuciones se trasladaron al "Nuevo Edificio" en 1894, donde otros 21 prisioneros fueron ejecutados.

La "Torre De la Cuelgue" se convirtió a ese uso en 1950 y se utilizó para las últimas cuatro ejecuciones antes de que la pena capital fuera abolida en 1976. De 1840 a 1964, 45 de las 66 personas ejecutadas en Australia del Sur fueron por ahorcamiento en el Gaol.

William Ridgway era la más joven a los 19 años en 1874, Elizabeth Woolcock la única mujer en 1873 y la última fue Glen Sabre Valance en 1964.

Alison Oborn es una investigadora paranormal y dice que la cárcel está definitivamente embrujada. Los acontecimientos inexplicables incluyen imágenes de video de una pesada puerta de acero que se abren y se cierran por sí solas, luces parpadeando dentro de celdas libres de electricidad y ruidos de bolas de billar que se juegan en la oscuridad de la noche.

Estábamos en el "nuevo" edificio, donde hay una antigua escalera de metal allí donde me paro a contar la historia sobre la aparición de un guardia que se ve aquí  y mientras hablaba de eso, los pasos comenzaron en la parte superior, pudimos escuchar el clic del talón y el chirrido de las botas de cuero y llegó a la parte superior de las escaleras y comenzó a bajar, se notó como una brisa estática que nos puso todos los pelos de punta.

Se habla de apariciones de cuerpo completo, figuras oscuras entre las sombras. Voces y sonidos de tiempos pasados capturados en equipos de grabación. Toque físico a veces suave... a veces no tanto. La aparición de una mujer con vestido blanco que se cree que puede ser Elizabeth Woolcock, ya que llevaba esa ropa cuando la ejecutaron.

Se han grabado diversas psicofonías en las que se oye Sargento Murphy, en otra se escucha ¡tengo tanto frío!

Uno de los fantasmas es el de Frederick 'Fred' Carr, fue ahorcado el 12 de noviembre de 1927 por el asesinato de su esposa, Maude. Protestó por su inocencia, incluso hasta los últimos momentos antes de su muerte. Maude fue encontrada con la garganta cortada. Curiosamente, los dos maridos anteriores de Maude también murieron de heridas en el cuello y Maude intentó suicidarse el día antes de morir.

Fred se dice que aparece regularmente cerca de las escaleras que conducen a las celdas de arriba del Nuevo Edificio. Vestido con ropa oscura y teniendo interés  en los visitantes que deambulan por su antiguo 'hogar'.

También se ve a William el primer gobernador del Adelaide Gaol y a pesar de ser un hombre razonablemente justo, fue acusado de hacer el mal. William era un hombre muy grande y cuando murió su cuerpo no pudo ser manipulado por la escalera empinada y estrecha de su apartamento. En su lugar, fue bajado sin contemplaciones por la ventana delantera a los funerarios que esperaban abajo.

Tres meses después de su muerte, William fue exonerado. Demasiado tarde para pacificar un espíritu perturbado. En las noches se dice que sus pasos se escuchan (a través de paredes de piedra sólida) mientras lucha por mover los muebles en una habitación vacía.

La directora de la prisión contó cómo un día su cocker spaniel comenzó a gruñir y corrió hasta las viejas escaleras que conducían a las habitaciones del gobernador, dejó que el perro se acercara para atacar a quienquiera que pudiera estar allí y lo siguió de cerca. El perro corrió hacia la habitación y se detuvo, de repente, saltó emocionado ante algo que no se veía y luego rodó sobre su espalda como si esperara un cosquilleo en la barriga. La directora no pudo ver a nadie allí, pero el gobernador Ashton era un amante de los perros, por lo que tal vez el perro lo vio como un amigo.

Otro fantasma es el de Ben Ellis fue el verdugo durante 10 años, desde mediados de la década de 1860 hasta mediados de 1870. Vivió en Adelaide Gaol en un pequeño apartamento debajo de lo que se convirtió en el dormitorio femenino. Ben se enorgullecía de su trabajo, cada una de las ejecuciones se llevó a cabo con precisión y de manera experta, excepto en el caso de Charles Streitman en 1877. En su prisa por hacer el trabajo, Ben tuvo un descuido y Charles cayó pero quedó atrapado en la plataforma, en lugar de la muerte instantánea, pasaron 22 minutos antes de que finalmente muriera.

El 30 de diciembre de 1873, se le exigió ahorcar a una reclusa, Elizabeth Woolcock, la primera y última mujer ejecutada en Australia. Este evento cambió la forma en que Ben veía su profesión para siempre. Con 25 años fue declarada culpable del asesinato de su marido envenenándolo con mercurio. Aunque no se presentaron muchas pruebas en su contra el jurado pensó que era culpable. No tuvo buena vida, su madre la abandonó, a los 7 años fue violada por un minero y su marido la maltrataba.

Se dice que el espíritu inquieto de Ben aparece a menudo, tal vez buscando el perdón por un trabajo demasiado bien hecho.

Pero las ejecuciones no fueron las únicas muertes, hubo numerosos casos por enfermedad, causas naturales y por supuesto por las manos de los reclusos. Se dice que más de 300 personas murieron en la cárcel de Adelaide, algunas trágicamente como Grace Williams el 10 de enero de 1861. Grace se había derrumbado después de la muerte de su esposo y fue arrestada como lunática. La retuvieron en la comisaría de policía donde intentó quitarse la vida bebiendo agua hirviendo, pero todo lo que consiguió fue ampollas en la boca, la garganta y la nariz. La enviaron a Adelaide en un estado debilitado y el policía preocupado por el deterioro de su estado, trató de llevarla al Asilo de Adelaide porque sabía que allí la tratarían, pero se negaron porque el papeleo decía que debía ser llevada a la Cárcel. La pusieron en una celda sin tratamiento y falleció durante la noche. Nunca pudo volver a ver a sus hijos, que había sido su mayor deseo.