4 de mayo de 2022

 LA CASA LERCARO:

Calle San Agustín 22, San Cristóbal de La Laguna (Islas Canarias).








Esta joya de la arquitectura lagunera comenzó a construirse en 1593 por
Francisco Lercaro de León, que procedía de una familia de comerciantes genoveses que se instalaron en Tenerife después de terminada la conquista.

La edificación sufrió ampliaciones en los siglos XVII y XVIII, obteniendo su máximo esplendor, aunque también se llevaron a cabo obras en el siglo XX. A lo largo de su historia, ha tenido diversos usos. En los años 40 fue albergue de un destacamento militar, denominado popularmente como “los antigases”. Después se convirtió en sede de la facultad de Filosofía y Letras. En los años 70 fue adquirida por el Cabildo, que llevó a cabo obras de restauración para ubicar el Museo de Historia de Tenerife.

La antigua casa de la familia Lercaro, se localiza en la calle de San Agustín. En este inmueble vivió Catalina, que algunos suponen que fue hija de Antonio Lercaro y a la que obligaron a contraer matrimonio con un hombre de avanzada edad, por lo que la joven decidió quitarse la vida arrojándose el mismo día de su boda a un pozo de la parte trasera. 

La leyenda dice que el cuerpo de Catalina está enterrado en una estancia de la casa, debido a que, al haberse suicidado, la Iglesia se opuso a que recibiera cristiana sepultura en un cementerio.  Estos hechos motivaron que la familia Lercaro se trasladara a vivir a La Orotava.

Muchos son los testimonios del personal que allí trabaja, una de las chicas encargadas de la biblioteca del Museo vio sentada a una mujer, mirándola fijamente y desapareciendo al percatarse de su presencia. Un joven apoyó el testimonio con lo que presenció un día: “Jamás olvidaré aquella mañana, cuando vi pasar un bulto blanco muy luminoso con forma de mujer”. Otro empleado añadió: “Vi una nube blanca que se puso a mi lado, pero al prestarle atención se esfumó”. Otro joven añade: “Resulta muy aterrador cuando sabes que estás solo en la casa y oyes en el piso superior misteriosos pasos, algo que siempre sucede, igual que las apariciones”. “Los pasos invisibles se escuchan siempre desde la sección VI hasta el lugar donde se encuentra la vitrina que alberga una imagen de Cristo”.

Más increíble resulta la siguiente historia que cuenta otro testigo: “Aquella mañana no había nadie en la sala de didáctica. De pronto se oyó un ruido y la puerta se cerró. Se podría pensar que fue el viento, pero lo más misterioso es que estaba cerrada por dentro con llave, sin haber nadie en el interior de la habitación. Tuvimos que entrar por una ventana, la cual forzamos, y abrir la cerradura”.

Uno de los testigos afirma que una joven trabajadora del museo dejó un vaso de cristal en una de las mesas del piso de arriba y, cuando fue a buscarlo, no sólo lo encontró en otro punto de la mesa, sino roto en mil pedazos.

Otra historia curiosa es la que le ocurrió a un hombre que cargó sobre sus hombros unas vigas para subirlas al piso de arriba. Cuando llegó vio que la puerta donde tenía que entrar estaba cerrada con un tablón que la reforzaba. Decidió dejar la carga en el suelo, pero antes de hacerlo el trozo de madera que aseguraba el cierre saltó por los aires y las dos hojas de la puerta se abrieron de par en par.

A Héctor Pérez se le coló un extraño “no” muy grave y prolongado en su grabadora cuando hacía una entrevista. Para conocer más de esta psicofonía y de la casa, optó por llevar al lugar a una “sensitiva”, quien sintió mucho dolor en el granero y se puso mucho peor en la antigua cocina, percibiendo a una joven que la habían torturado quemándole los brazos. Por si fuera poco, dos personas que trabajan en el museo juran haber visto a una muchacha que los observaba desde el granero y que luego desaparecía, estando ellos solos en la casa, ya que se encontraba cerrada al público.

En el año 2011 el grupo Clave 7 de investigación de temas paranormales, con el permiso del director del Museo del Cabildo, acudió a dicho inmueble para hacer un estudio sensitivo con la médium Angie Freeland y el grupo Tenerife Paranormal Society. La médium se dirigió al punto exacto donde solo este redactor sabía que estaba el pozo. En ese momento dijo que lo percibía debajo de ella. Luego se concentró más, visionó joyas y un cuerpo con un traje blanco.

Al preguntarle si era un cuerpo espiritual o físico, dijo que estaba en el fondo de forma material, y precisó que era de una mujer. Le preguntaron cómo había llegado ahí ese cuerpo y señaló que la joven se había tirado del corredor más alto del Palacio de Lercaro, que cayó cerca del pozo y como aún no había conseguido su muerte se arrastró hasta tirarse dentro del mismo.

Hay que destacar que antes de hacer dichas afirmaciones, la médium Olga Pérez Marrero, sensitiva del grupo Clave 7, había dado a conocer datos semejantes a los de Angie Freeland. Josephine Mateos, sensitiva del grupo Clave 7, percibió a Catalina tirándose al pozo de rodillas y que, en las mismas, antes de hacerlo, lleva heridas, lo que concuerda con lo que apunta la médium de que al caer avanzó hacia el pozo para tirarse.

Josephine vio a esta mujer con pelo largo y negro, ojos claros verdosos, manos delgadas y con un camisón blanco o beis con bordados en azul y rosa. Tanto Josephine como Olga sintieron opresiones, angustias y torturas, lo que fue ratificado por la médium Angie Freeland, pues, aunque no lo sabían estaban en las mazmorras donde recluyeron a presos. Olga notó la presencia de militares y monjes.



No hay comentarios:

Publicar un comentario