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24 de mayo de 2022

 HOSPITAL DEL TORAX DE OFRA:

Carretera Cuesta Taco, Ofra, Santa Cruz de Tenerife.

Que en unas antiguas instalaciones, como las del Hospital del Tórax, surjan testimonios sobre fenómenos paranormales no nos coge de sorpresa.

Se trata de un edificio que se levantó para  luchar contra la tuberculosis, que entre la población isleña tuvo una especial incidencia. El temor que despertaba este mal hizo que en los años 40, muchas personas evitaran acercarse al hospital porque se consideraba maldito.

El 16 de agosto de 1945, se inauguró de manera oficial con la entrada de 96 enfermos de tuberculosis, se articulaba a partir de tres plantas, en las que la enfermería con sus terrazas estaba orientada hacia el este-sureste. Al lado contrario, se alzan la fachada principal con su puerta principal, a la que se unían los servicios generales del establecimiento. Junto al gran edificio se construyeron garajes y un cuarto destinados a las lavadoras, a los que se le unieron las viviendas destinadas al director, administrador, enfermeras, conserje y empleados masculinos.

Una de estas historias habla de la presencia de una monja fantasmal que se pasea por los pasillos. También ha sido vista en la capilla del hospital. Un ciudadano alemán hizo una fotografía en este lugar y la sorpresa que se encontró fue mayúscula cuando, al descargar el archivo en su ordenador, pudo observar una “figura de fuego” cuya apariencia recordaba a la de una monja.

Este tipo de avistamientos son el recuerdo del sacrificado trabajo de las monjas en los hospitales, cuando no habían enfermeras. En el Tórax, estuvieron desarrollando su labor las hermanas de la orden mercedaria.  

En el Área de Cuidados Paliativos del Hospital del Tórax en la tercera planta, se viene apareciendo a los pacientes una misteriosa figura que suele ser descrita como la de un “hombre con sombrero”. Y esto no sucede de cualquier forma o en cualquier lugar. Ocurre, concretamente en la habitación 29.

Según varios trabajadores del hospital la entidad suele ser descrita como una sombra, sin rasgos faciales aparentes, tocada por lo que parece ser un sombrero. Hace acto de presencia por la noche, entrando por la puerta de la habitación y acercándose hasta los pies de la cama del enfermo. Según suelen contar al día siguiente, momento en que la experiencia es recogida por los enfermeros, esta sombra da la impresión de que les observa desde esa posición pero no transmite ningún mensaje. Acto seguido, o bien regresa por el mismo camino, o bien parece difuminarse, desapareciendo literalmente.

En 6 o 7 años lo han visto unas 30 o 40 personas. Hay quien dice que pueden ser alucinaciones o delirios de los enfermos, pero es curioso que solo ocurra en la habitación 29. El hombre del sombrero es un arquetipo. Existen incontables testimonios relativos a esta misteriosa entidad, en el caso que nos ocupa, no parece asustar ni crear temor en los testigos. Los pacientes del Tórax no indican ninguna sensación de inquietud o miedo. Quizás sea un guía que calma la ansiedad del enfermo y le enseña el camino a seguir. Una forma de canalizar el momento de la muerte.  

Los pacientes no son los únicos que han tenido encuentros extraños en el Tórax. Los propios enfermeros han sido testigos de presencias sobrenaturales. Juan Antonio Gómez, auxiliar de enfermería en Paliativos vivió una experiencia difícil de olvidar. Sucedió en 2002.  

"Estaba sentado, en mi escritorio, estoy escribiendo y veo pasar de reojo, a una persona vestida de blanco. Le digo a la enfermera: “¿Tú acabas de pasar por aquí?. Y ella me dice que no, “Sí has pasado por aquí, que te acabo de ver”. Y ella que no, que no. Solo te puedo decir que iba vestido de blanco y que parecía un hombre. Apenas pude apreciarlo con la visión periférica, pero fue lo suficientemente claro como para poder afirmar que estaba allí. Allí no había nadie más que nosotros. No estaba ni el médico de guardia. La puerta de entrada se cierra con llave, no puede entrar nadie. Y la puerta que hay por fuera, que da al aparcamiento también se cierra con llave.

Si uno salía un momento para comer o lo que sea, se cerraba a cal y canto. Obviamente me asusté. Llamé a la enfermera a gritos y los dos nos dirigimos hacia la habitación que hay al otro lado del pasillo, en la dirección a la que se movió y desapareció ese individuo. Era una habitación sin salida. No había ni rastro. Allí había varios pacientes pero estaban muy sedados. Al rato volvimos a pasar por la habitación y había fallecido uno de los pacientes. Nos quedamos…No sabíamos qué decir ni hacer.  

A los cinco días se produjo una situación muy similar en aquella misma planta. En esa ocasión, fue una compañera suya la que se enfrentó a un extraña presencia. En ese momento, solo había un paciente en este departamento. Se encontraba en fase agónica. No había nadie más. Todo estaba cerrado. Todas las puertas en planta daban a hacia un balcón.

Elena y una auxiliar estaban haciendo una ronda de madrugada. En el momento de entrar en la habitación donde se encontraba el enfermo, ven salir a alguien que se dirige hacia el balcón. Lo describieron como un hombre joven que iba completamente vestido de blanco. Se quedaron sin reaccionar durante unos segundos. Sencillamente, allí no podía haber nadie. Entonces fueron a dar con aquel individuo. Al llegar al balcón no había rastro de él.

No podía haberse colado por ninguna de las puertas porque estaban cerradas con llave. Y tampoco podía haber saltado hacia la calle o se habría matado, ya que por esa parte del edificio hay varias plantas. Por lo menos habrían visto la caída. Es como si se hubiese esfumado. Se podría pensar en una alucinación, pero es que en este caso lo vieron dos personas.

Posteriormente, alertaron a otro médico que se encontraba de guardia e hicieron una ronda para encontrar al intruso, pero no hubo resultado. Lo que ocurrió tan solo dos horas después, dejó a sus compañeras en estado de shock. El único paciente de aquella habitación falleció.

El personal que convive a diario con los enfermos terminales suele describir episodios insólitos como experiencias cercanas a la muerte, la autoconciencia del propio fallecimiento, la súbita mejoría previa al óbito o la visión de seres fallecidos.

En una habitación situada en la cuarta planta, durante unas obras de mantenimiento, unos operarios abrieron un agujero en la pared y descubrieron que había una pequeña habitación secreta, en la que solo había un tocador, un espejo y un crucifijo, y todos muy antiguos. En estas dos habitaciones, la principal y la secreta todos los enfermos que eran instalados ahí empeoraban su estado de salud de forma inmediata. Llegó a hacerse una investigación por si todo tuviera que ver con algún hongo o bacteria que estuviera por algún rincón de la estancia, o en el aire acondicionado, pero no se halló nada sospechoso, y esto llevó a los responsables del centro a llamar a un cura para que bendijera el lugar.


 HOSPITAL DEL TORAX DE OFRA:

Carretera Cuesta Taco, Ofra, Santa Cruz de Tenerife.

Que en unas antiguas instalaciones, como las del Hospital del Tórax, surjan testimonios sobre fenómenos paranormales no nos coge de sorpresa.

Se trata de un edificio que se levantó para  luchar contra la tuberculosis, que entre la población isleña tuvo una especial incidencia. El temor que despertaba este mal hizo que en los años 40, muchas personas evitaran acercarse al hospital porque se consideraba maldito.

El 16 de agosto de 1945, se inauguró de manera oficial con la entrada de 96 enfermos de tuberculosis, se articulaba a partir de tres plantas, en las que la enfermería con sus terrazas estaba orientada hacia el este-sureste. Al lado contrario, se alzan la fachada principal con su puerta principal, a la que se unían los servicios generales del establecimiento. Junto al gran edificio se construyeron garajes y un cuarto destinados a las lavadoras, a los que se le unieron las viviendas destinadas al director, administrador, enfermeras, conserje y empleados masculinos.

Una de estas historias habla de la presencia de una monja fantasmal que se pasea por los pasillos. También ha sido vista en la capilla del hospital. Un ciudadano alemán hizo una fotografía en este lugar y la sorpresa que se encontró fue mayúscula cuando, al descargar el archivo en su ordenador, pudo observar una “figura de fuego” cuya apariencia recordaba a la de una monja.

Este tipo de avistamientos son el recuerdo del sacrificado trabajo de las monjas en los hospitales, cuando no habían enfermeras. En el Tórax, estuvieron desarrollando su labor las hermanas de la orden mercedaria.  

En el Área de Cuidados Paliativos del Hospital del Tórax en la tercera planta, se viene apareciendo a los pacientes una misteriosa figura que suele ser descrita como la de un “hombre con sombrero”. Y esto no sucede de cualquier forma o en cualquier lugar. Ocurre, concretamente en la habitación 29.

Según varios trabajadores del hospital la entidad suele ser descrita como una sombra, sin rasgos faciales aparentes, tocada por lo que parece ser un sombrero. Hace acto de presencia por la noche, entrando por la puerta de la habitación y acercándose hasta los pies de la cama del enfermo. Según suelen contar al día siguiente, momento en que la experiencia es recogida por los enfermeros, esta sombra da la impresión de que les observa desde esa posición pero no transmite ningún mensaje. Acto seguido, o bien regresa por el mismo camino, o bien parece difuminarse, desapareciendo literalmente.

En 6 o 7 años lo han visto unas 30 o 40 personas. Hay quien dice que pueden ser alucinaciones o delirios de los enfermos, pero es curioso que solo ocurra en la habitación 29. El hombre del sombrero es un arquetipo. Existen incontables testimonios relativos a esta misteriosa entidad, en el caso que nos ocupa, no parece asustar ni crear temor en los testigos. Los pacientes del Tórax no indican ninguna sensación de inquietud o miedo. Quizás sea un guía que calma la ansiedad del enfermo y le enseña el camino a seguir. Una forma de canalizar el momento de la muerte.  

Los pacientes no son los únicos que han tenido encuentros extraños en el Tórax. Los propios enfermeros han sido testigos de presencias sobrenaturales. Juan Antonio Gómez, auxiliar de enfermería en Paliativos vivió una experiencia difícil de olvidar. Sucedió en 2002.  

"Estaba sentado, en mi escritorio, estoy escribiendo y veo pasar de reojo, a una persona vestida de blanco. Le digo a la enfermera: “¿Tú acabas de pasar por aquí?. Y ella me dice que no, “Sí has pasado por aquí, que te acabo de ver”. Y ella que no, que no. Solo te puedo decir que iba vestido de blanco y que parecía un hombre. Apenas pude apreciarlo con la visión periférica, pero fue lo suficientemente claro como para poder afirmar que estaba allí. Allí no había nadie más que nosotros. No estaba ni el médico de guardia. La puerta de entrada se cierra con llave, no puede entrar nadie. Y la puerta que hay por fuera, que da al aparcamiento también se cierra con llave.

Si uno salía un momento para comer o lo que sea, se cerraba a cal y canto. Obviamente me asusté. Llamé a la enfermera a gritos y los dos nos dirigimos hacia la habitación que hay al otro lado del pasillo, en la dirección a la que se movió y desapareció ese individuo. Era una habitación sin salida. No había ni rastro. Allí había varios pacientes pero estaban muy sedados. Al rato volvimos a pasar por la habitación y había fallecido uno de los pacientes. Nos quedamos…No sabíamos qué decir ni hacer.  

A los cinco días se produjo una situación muy similar en aquella misma planta. En esa ocasión, fue una compañera suya la que se enfrentó a un extraña presencia. En ese momento, solo había un paciente en este departamento. Se encontraba en fase agónica. No había nadie más. Todo estaba cerrado. Todas las puertas en planta daban a hacia un balcón.

Elena y una auxiliar estaban haciendo una ronda de madrugada. En el momento de entrar en la habitación donde se encontraba el enfermo, ven salir a alguien que se dirige hacia el balcón. Lo describieron como un hombre joven que iba completamente vestido de blanco. Se quedaron sin reaccionar durante unos segundos. Sencillamente, allí no podía haber nadie. Entonces fueron a dar con aquel individuo. Al llegar al balcón no había rastro de él.

No podía haberse colado por ninguna de las puertas porque estaban cerradas con llave. Y tampoco podía haber saltado hacia la calle o se habría matado, ya que por esa parte del edificio hay varias plantas. Por lo menos habrían visto la caída. Es como si se hubiese esfumado. Se podría pensar en una alucinación, pero es que en este caso lo vieron dos personas.

Posteriormente, alertaron a otro médico que se encontraba de guardia e hicieron una ronda para encontrar al intruso, pero no hubo resultado. Lo que ocurrió tan solo dos horas después, dejó a sus compañeras en estado de shock. El único paciente de aquella habitación falleció.

El personal que convive a diario con los enfermos terminales suele describir episodios insólitos como experiencias cercanas a la muerte, la autoconciencia del propio fallecimiento, la súbita mejoría previa al óbito o la visión de seres fallecidos.

En una habitación situada en la cuarta planta, durante unas obras de mantenimiento, unos operarios abrieron un agujero en la pared y descubrieron que había una pequeña habitación secreta, en la que solo había un tocador, un espejo y un crucifijo, y todos muy antiguos. En estas dos habitaciones, la principal y la secreta todos los enfermos que eran instalados ahí empeoraban su estado de salud de forma inmediata. Llegó a hacerse una investigación por si todo tuviera que ver con algún hongo o bacteria que estuviera por algún rincón de la estancia, o en el aire acondicionado, pero no se halló nada sospechoso, y esto llevó a los responsables del centro a llamar a un cura para que bendijera el lugar.


9 de mayo de 2022

 LA CASA DEL NIÑO:

Paseo de San José, en la zona de Zarate en las Palmas de Gran Canaria.

El edificio fue donado por el Conde de Vega Grande y realizado por Miguel Martin Fernández de la Torre, creándose con el objetivo de “Auxilio Social” para los huérfanos de la Guerra Civil. Se empezó en 1938 y se inauguró en 1944.

El edificio fue declarado bien de interés cultural en el 2017. En la actualidad dicho edificio se deteriora, ya que las administraciones que lo gestiona no se han puesto de acuerdo para darle un uso durante muchos años, debido a las carencias sociales. Dicha Casa cierra sus puertas en 1991 puesto que no reunía las condiciones adecuadas debido a las inundaciones continúas que sufría.

Hay casos de de suicidio infantil y maltrato por parte de las monjas que llevaban el centro. No son pocos los que afirman que se sienten tristes cuando cruzan sus muros, incluso sienten ganas de llorar. Todos les tenían miedo a don José Martel, el párroco de de la Ermita de San José, daba clases de catequesis, de formación espiritual, una vez le despegó la oreja a un niño al levantarlo en peso por ella, se subía la sotana y pegaba puñetazos y patadas a los niños como si fueran mayores, de noche se metían en los camastros y no se levantaban ni para ir al baño porque se oían siempre ruidos, llantos, quejas, gritos, gemidos, daba mucho miedo estar allí .

Pablo Ruiz, un vigilante de seguridad recuerda los sucesos que presenció mientras recorría sus pasillos, desde movimientos a sombras o silueta negras que pasaban de un lado para otro. Los de seguridad empezaron a trabajar con perros que revisaran el lugar, pero el perro se sentía temeroso y nervioso al llegar a ciertas zonas como la cocina o el pasillo de la parte trasera de los vestuarios, era como si viera algo delante de el que lo dejaba inmóvil.

Una de las apariciones es el de una mujer delgada, de pelo oscuro y camisón blanco, que sube a la azotea de la torre y se precipita al tejado de la iglesia que hay debajo. Cada noche a las 3 de la mañana un llanto estremecedor surgía de una de las habitaciones y se extendía por todos los pasillos, era el sonido de niños pequeños como pidiendo ayuda.

Debido a todo esto el personal llegó a pedir el traslado e incluso bajas medica, estando en manos de psicólogos durante 4 o 5 meses.

Gente que ha estado en el lugar cuentan que lo peor fue subir a la torre, parecía que teníamos 50 kilos de peso sobre la espalda, sin oxígeno, y con la sensación de estar siendo seguidos por más gente. "Una cosa que nos ha llamado la atención es que en el edificio, que está totalmente abierto, no tiene ventanas, pero no corre absolutamente nada de aire. No hay corriente".



 LA CASA DEL NIÑO:

Paseo de San José, en la zona de Zarate en las Palmas de Gran Canaria.

El edificio fue donado por el Conde de Vega Grande y realizado por Miguel Martin Fernández de la Torre, creándose con el objetivo de “Auxilio Social” para los huérfanos de la Guerra Civil. Se empezó en 1938 y se inauguró en 1944.

El edificio fue declarado bien de interés cultural en el 2017. En la actualidad dicho edificio se deteriora, ya que las administraciones que lo gestiona no se han puesto de acuerdo para darle un uso durante muchos años, debido a las carencias sociales. Dicha Casa cierra sus puertas en 1991 puesto que no reunía las condiciones adecuadas debido a las inundaciones continúas que sufría.

Hay casos de de suicidio infantil y maltrato por parte de las monjas que llevaban el centro. No son pocos los que afirman que se sienten tristes cuando cruzan sus muros, incluso sienten ganas de llorar. Todos les tenían miedo a don José Martel, el párroco de de la Ermita de San José, daba clases de catequesis, de formación espiritual, una vez le despegó la oreja a un niño al levantarlo en peso por ella, se subía la sotana y pegaba puñetazos y patadas a los niños como si fueran mayores, de noche se metían en los camastros y no se levantaban ni para ir al baño porque se oían siempre ruidos, llantos, quejas, gritos, gemidos, daba mucho miedo estar allí .

Pablo Ruiz, un vigilante de seguridad recuerda los sucesos que presenció mientras recorría sus pasillos, desde movimientos a sombras o silueta negras que pasaban de un lado para otro. Los de seguridad empezaron a trabajar con perros que revisaran el lugar, pero el perro se sentía temeroso y nervioso al llegar a ciertas zonas como la cocina o el pasillo de la parte trasera de los vestuarios, era como si viera algo delante de el que lo dejaba inmóvil.

Una de las apariciones es el de una mujer delgada, de pelo oscuro y camisón blanco, que sube a la azotea de la torre y se precipita al tejado de la iglesia que hay debajo. Cada noche a las 3 de la mañana un llanto estremecedor surgía de una de las habitaciones y se extendía por todos los pasillos, era el sonido de niños pequeños como pidiendo ayuda.

Debido a todo esto el personal llegó a pedir el traslado e incluso bajas medica, estando en manos de psicólogos durante 4 o 5 meses.

Gente que ha estado en el lugar cuentan que lo peor fue subir a la torre, parecía que teníamos 50 kilos de peso sobre la espalda, sin oxígeno, y con la sensación de estar siendo seguidos por más gente. "Una cosa que nos ha llamado la atención es que en el edificio, que está totalmente abierto, no tiene ventanas, pero no corre absolutamente nada de aire. No hay corriente".



31 de marzo de 2022

 PSIQUIATRICO FREMANTLE:

 Finnerty Street, Fremantle, Australia.

En 1864, el Manicomio Fremantle de abrió sus puertas por primera vez. El asilo, que fue construido por los convictos, fue creado para tratar y cuidar a los enfermos mentales.  

Aunque Fremantle Lunatic Asylum fue construido originalmente para acomodar a 50 personas, pronto se convirtió en el hogar de casi cualquier "problema social", incluyendo a los ancianos, el alcoholismo y la prostitución.

Durante la fiebre del oro en la década de 1890, el asilo también se utilizó para albergar a los mineros que sufrían los efectos del opio y incluso la insolación. Al entrar en el asilo, los pacientes, que iban desde sólo 9 años hasta los ancianos, fueron tratados como prisioneros, se les afeitó la cabeza y se les dieron uniformes de prisión de segunda mano para usarlos mientras estaban encerrados en los terrenos vigilados del hospital psiquiátrico.

Sin terapia activa, los pacientes a menudo vivirían durante décadas sin mejorar su condición. A principios de siglo en 1900, más de 200 personas residían en el asilo con hasta 20 personas ocupando cada habitación. Ese mismo año, la muerte de Catherine Clifford desató el fin del Manicomio Fremantle.

En agosto de 1900, después de desaparecer brevemente de su casa, Clifford fue ingresada en el asilo. Al mes siguiente, el marido la visitó en el complejo. Cuando la encontró, estaba inconsciente con un ojo morado, había sido atacada por un recluso violento. Sólo 3 días después, Clifford falleció. No está claro si murió por la paliza o si se había caído por las escaleras.

Tras la muerte de Clifford y la sospechosa muerte de otro paciente, el asilo fue investigado y posteriormente cerrado. En el transcurso de los siguientes 8 años, los pacientes del asilo fueron reubicados.

En 1909 sirvió como hogar de mujeres, una escuela de partería y la sede de los servicios armados estadounidenses con sede en Australia Occidental durante la Segunda Guerra Mundial. Finalmente, en 1973, el edificio fue reabierto como el Fremantle Arts Centre, que ahora ofrece exposiciones, eventos y conciertos al aire libre.

A lo largo de los años, el edificio ha sido la fuente de muchos encuentros espeluznantes. Durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados estadounidenses a menudo escuchaban susurros, golpes y ruidos extraños por la noche.

Otros visitantes también han reportado la sensación de ser besados en la mejilla mientras caminan por el primer piso. Los puntos fríos inexplicables, las puertas que se abren y se cierran por su cuenta, los sonidos de llanto y gritos también se han reportado repetidamente, mientras que la aparición de una anciana se ha visto vagando por el edificio.

La aparición más famosa en el centro es la de una mujer llamada  Martha Rendell que vivió allí después de que su hija fuera secuestrada. Se deprimió mucho cuando las autoridades no localizaron a su hija y se suicidó arrojándose a través de la ventana del primer piso.

 PSIQUIATRICO FREMANTLE:

 Finnerty Street, Fremantle, Australia.

En 1864, el Manicomio Fremantle de abrió sus puertas por primera vez. El asilo, que fue construido por los convictos, fue creado para tratar y cuidar a los enfermos mentales.  

Aunque Fremantle Lunatic Asylum fue construido originalmente para acomodar a 50 personas, pronto se convirtió en el hogar de casi cualquier "problema social", incluyendo a los ancianos, el alcoholismo y la prostitución.

Durante la fiebre del oro en la década de 1890, el asilo también se utilizó para albergar a los mineros que sufrían los efectos del opio y incluso la insolación. Al entrar en el asilo, los pacientes, que iban desde sólo 9 años hasta los ancianos, fueron tratados como prisioneros, se les afeitó la cabeza y se les dieron uniformes de prisión de segunda mano para usarlos mientras estaban encerrados en los terrenos vigilados del hospital psiquiátrico.

Sin terapia activa, los pacientes a menudo vivirían durante décadas sin mejorar su condición. A principios de siglo en 1900, más de 200 personas residían en el asilo con hasta 20 personas ocupando cada habitación. Ese mismo año, la muerte de Catherine Clifford desató el fin del Manicomio Fremantle.

En agosto de 1900, después de desaparecer brevemente de su casa, Clifford fue ingresada en el asilo. Al mes siguiente, el marido la visitó en el complejo. Cuando la encontró, estaba inconsciente con un ojo morado, había sido atacada por un recluso violento. Sólo 3 días después, Clifford falleció. No está claro si murió por la paliza o si se había caído por las escaleras.

Tras la muerte de Clifford y la sospechosa muerte de otro paciente, el asilo fue investigado y posteriormente cerrado. En el transcurso de los siguientes 8 años, los pacientes del asilo fueron reubicados.

En 1909 sirvió como hogar de mujeres, una escuela de partería y la sede de los servicios armados estadounidenses con sede en Australia Occidental durante la Segunda Guerra Mundial. Finalmente, en 1973, el edificio fue reabierto como el Fremantle Arts Centre, que ahora ofrece exposiciones, eventos y conciertos al aire libre.

A lo largo de los años, el edificio ha sido la fuente de muchos encuentros espeluznantes. Durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados estadounidenses a menudo escuchaban susurros, golpes y ruidos extraños por la noche.

Otros visitantes también han reportado la sensación de ser besados en la mejilla mientras caminan por el primer piso. Los puntos fríos inexplicables, las puertas que se abren y se cierran por su cuenta, los sonidos de llanto y gritos también se han reportado repetidamente, mientras que la aparición de una anciana se ha visto vagando por el edificio.

La aparición más famosa en el centro es la de una mujer llamada  Martha Rendell que vivió allí después de que su hija fuera secuestrada. Se deprimió mucho cuando las autoridades no localizaron a su hija y se suicidó arrojándose a través de la ventana del primer piso.

17 de marzo de 2022

 ASILO DE ENFERMOS MENTALES BEECHWORTH:

Situado en la ciudad de Beechworth y a unas horas de Melbourne, Australia, se encuentra el Asilo para enfermos mentales  “Beechworth Lunatic Asylum”. Es el segundo asilo más antiguo en Victoria, que data de 1867. El asilo se extendía más de medio kilómetro de un extremo al otro.

Para ser encerrado en Beechworth hacían falta sólo dos firmas, pero para salir de allí se necesitaban 8. Adam creador de “The Ghost Tours Beechworth”, es un historiador del asilo, por una parte, tenía familiares que trabajaban allí y por otra, tuvo un familiar que fue paciente, Adam dice que había muchas personas legítimamente enfermas, incluidos los alcohólicos y los adictos al opio, pero también hubo muchas personas que no estaban enfermas.

Se dice que algunas personas se convirtieron en presos por negarse o ser incapaz de responder a una pregunta del juez o al sargento de policía.

El asilo Beechworth tenía un total de 1200 pacientes cuando estaba al completo, 600 hombres y 600 mujeres. Más de 3000 pacientes murieron dentro de sus muros en los 128 años en los que el hospital estuvo funcionando.

Sus puertas se cerraron en 1995, y desde entonces algunas de sus instalaciones han funcionado como un campus de la Universidad “La Trobe”, como un hotel y centro de conferencias.

Este enorme complejo sigue teniendo vida propia por las noches y son muchos los que afirman haber visto pacientes asomados a las viejas ventanas, fantasmas deambulando por las salas de ordenadores de la universidad, médicos que deambulan por las estancias, risas y gritos de niños pequeños.

Uno de los fantasmas que más a menudo se han visto es el de la Matrona “Sharpe” su aparición se ha visto en diferentes partes del hospital. Por ejemplo, en el área de los antiguos dormitorios, que ahora forma parte de las salas de ordenadores de la universidad. Los testigos la han visto caminando por la escalera de granito y en uno de los salones de la clase.

Un paciente cuyo fantasma sigue atrapado es el de Tommy Kennedy. Tommy era muy querido en el hospital y se le dio un trabajo como ayudante de cocina. Tommy murió realmente en la cocina, que ahora forma parte del teatro Bijou, es aquí donde la gente dice haber sentido como alguien tiraba de su ropa y ha visto una figura borrosa.

Hay dos avistamientos comunes en el pasillo, uno es el de una chica joven, que se acerca a las personas que estén en ese momento en esa estancia y que trata desesperadamente de comunicarse con ellos. El otro fantasma ha sido visto en una ventana que una vez fue parte de la Torre de la Campana y es la aparición de un hombre mayor de espaldas a ésta.

El ala “Grevillia” era la sección del hospital a la que todos los pacientes temían, cerrada a cal y canto durante 13 años se conserva en un estado de deplorable abandono. Como la medicación no se introdujo hasta la década de 1950 las camisas de fuerza e incluso grilletes eran de uso común aquí, así como el tratamiento de electroshock, en la que muchos de los pacientes acababan con huesos y dientes rotos. Aquí hay dos avistamientos uno se piensa que es el de un médico, se ha visto vagando en los pasillos por la noche. La otra es de nuevo la de la matrona “Sharpe” cuyo fantasma fue visto a menudo en esta zona por las enfermeras. Ellas contaban haber visto a la matrona sentada con los pacientes que debían recibir electro-shock, la habitación estaba helada, pero su presencia fue reconfortante y parecía irradiar confianza a los pacientes.

Algunos trabajadores han informado haber oído el sonido de niños riendo y jugando, cuando ellos investigan el sonido no son capaces de rastrear su origen. Hace varios años, en uno de los tours unos padres notaron que su hijo de 10 años estaba hablando solo, cuando le preguntaron quién estaba hablando con él, el niño dijo que estaba hablando con un chico llamado James que vivía allí.

Una de las pacientes, fue lanzada por un fumador empedernido por una ventana porque quería quedarse con sus cigarrillos. Debido a que la mujer era judía, no se permitía mover su cuerpo hasta que un rabino lo viera, su cuerpo quedó tendido en la parte frontal del hospital durante 2 días, mientras que el rabino hizo el viaje desde Melbourne. Su fantasma ha sido visto en el lugar donde cayó, por varios testigos en la última década.

Los jardines han sido subdivididos en parcelas y los que viven cerca de ellos afirman haber visto el fantasma de un hombre, vestido con una chaqueta de lana verde. El fantasma se cree que es el de un jardinero llamado Arthur quien trabajó durante muchos años ganando 10 chelines a la semana. Llevaba la chaqueta verde en invierno y verano y nadie pudo convencerlo para que se la quitara. Después de su muerte, se descubrió por qué Arthur no se quitaba la chaqueta nunca, había almacenado secretamente todo su salario en la costura de la chaqueta. Cuando las enfermeras la abrieron, se encontraron 140 libras, más de cuatro años de su salario, oculto en el interior.

Otro de los fantasmas es el de un paciente que desapareció, a pesar de los esfuerzos por parte del personal para localizarlo no lograron encontrarlo. Varias semanas más tarde, su ubicación fue descubierta cuando se encontraron a Max, uno de los perros de Beechworth, masticando una pierna cerca de la puerta de entrada. Tras una segunda búsqueda encontraron el cuerpo en un árbol, el cuerpo se había descompuesto tanto que su pierna se había desprendido. El fantasma del paciente ha sido visto cerca de la entrada del asilo, los avistamientos han sido a menudo en las primeras horas de la mañana.





 ASILO DE ENFERMOS MENTALES BEECHWORTH:

Situado en la ciudad de Beechworth y a unas horas de Melbourne, Australia, se encuentra el Asilo para enfermos mentales  “Beechworth Lunatic Asylum”. Es el segundo asilo más antiguo en Victoria, que data de 1867. El asilo se extendía más de medio kilómetro de un extremo al otro.

Para ser encerrado en Beechworth hacían falta sólo dos firmas, pero para salir de allí se necesitaban 8. Adam creador de “The Ghost Tours Beechworth”, es un historiador del asilo, por una parte, tenía familiares que trabajaban allí y por otra, tuvo un familiar que fue paciente, Adam dice que había muchas personas legítimamente enfermas, incluidos los alcohólicos y los adictos al opio, pero también hubo muchas personas que no estaban enfermas.

Se dice que algunas personas se convirtieron en presos por negarse o ser incapaz de responder a una pregunta del juez o al sargento de policía.

El asilo Beechworth tenía un total de 1200 pacientes cuando estaba al completo, 600 hombres y 600 mujeres. Más de 3000 pacientes murieron dentro de sus muros en los 128 años en los que el hospital estuvo funcionando.

Sus puertas se cerraron en 1995, y desde entonces algunas de sus instalaciones han funcionado como un campus de la Universidad “La Trobe”, como un hotel y centro de conferencias.

Este enorme complejo sigue teniendo vida propia por las noches y son muchos los que afirman haber visto pacientes asomados a las viejas ventanas, fantasmas deambulando por las salas de ordenadores de la universidad, médicos que deambulan por las estancias, risas y gritos de niños pequeños.

Uno de los fantasmas que más a menudo se han visto es el de la Matrona “Sharpe” su aparición se ha visto en diferentes partes del hospital. Por ejemplo, en el área de los antiguos dormitorios, que ahora forma parte de las salas de ordenadores de la universidad. Los testigos la han visto caminando por la escalera de granito y en uno de los salones de la clase.

Un paciente cuyo fantasma sigue atrapado es el de Tommy Kennedy. Tommy era muy querido en el hospital y se le dio un trabajo como ayudante de cocina. Tommy murió realmente en la cocina, que ahora forma parte del teatro Bijou, es aquí donde la gente dice haber sentido como alguien tiraba de su ropa y ha visto una figura borrosa.

Hay dos avistamientos comunes en el pasillo, uno es el de una chica joven, que se acerca a las personas que estén en ese momento en esa estancia y que trata desesperadamente de comunicarse con ellos. El otro fantasma ha sido visto en una ventana que una vez fue parte de la Torre de la Campana y es la aparición de un hombre mayor de espaldas a ésta.

El ala “Grevillia” era la sección del hospital a la que todos los pacientes temían, cerrada a cal y canto durante 13 años se conserva en un estado de deplorable abandono. Como la medicación no se introdujo hasta la década de 1950 las camisas de fuerza e incluso grilletes eran de uso común aquí, así como el tratamiento de electroshock, en la que muchos de los pacientes acababan con huesos y dientes rotos. Aquí hay dos avistamientos uno se piensa que es el de un médico, se ha visto vagando en los pasillos por la noche. La otra es de nuevo la de la matrona “Sharpe” cuyo fantasma fue visto a menudo en esta zona por las enfermeras. Ellas contaban haber visto a la matrona sentada con los pacientes que debían recibir electro-shock, la habitación estaba helada, pero su presencia fue reconfortante y parecía irradiar confianza a los pacientes.

Algunos trabajadores han informado haber oído el sonido de niños riendo y jugando, cuando ellos investigan el sonido no son capaces de rastrear su origen. Hace varios años, en uno de los tours unos padres notaron que su hijo de 10 años estaba hablando solo, cuando le preguntaron quién estaba hablando con él, el niño dijo que estaba hablando con un chico llamado James que vivía allí.

Una de las pacientes, fue lanzada por un fumador empedernido por una ventana porque quería quedarse con sus cigarrillos. Debido a que la mujer era judía, no se permitía mover su cuerpo hasta que un rabino lo viera, su cuerpo quedó tendido en la parte frontal del hospital durante 2 días, mientras que el rabino hizo el viaje desde Melbourne. Su fantasma ha sido visto en el lugar donde cayó, por varios testigos en la última década.

Los jardines han sido subdivididos en parcelas y los que viven cerca de ellos afirman haber visto el fantasma de un hombre, vestido con una chaqueta de lana verde. El fantasma se cree que es el de un jardinero llamado Arthur quien trabajó durante muchos años ganando 10 chelines a la semana. Llevaba la chaqueta verde en invierno y verano y nadie pudo convencerlo para que se la quitara. Después de su muerte, se descubrió por qué Arthur no se quitaba la chaqueta nunca, había almacenado secretamente todo su salario en la costura de la chaqueta. Cuando las enfermeras la abrieron, se encontraron 140 libras, más de cuatro años de su salario, oculto en el interior.

Otro de los fantasmas es el de un paciente que desapareció, a pesar de los esfuerzos por parte del personal para localizarlo no lograron encontrarlo. Varias semanas más tarde, su ubicación fue descubierta cuando se encontraron a Max, uno de los perros de Beechworth, masticando una pierna cerca de la puerta de entrada. Tras una segunda búsqueda encontraron el cuerpo en un árbol, el cuerpo se había descompuesto tanto que su pierna se había desprendido. El fantasma del paciente ha sido visto cerca de la entrada del asilo, los avistamientos han sido a menudo en las primeras horas de la mañana.





7 de noviembre de 2021

 MANSION HILL VIEW:

2801 Ellwood Road, New Castle, Pennsylvania.

Era conocida como The Lawrence County Home for The Aged, también como la casa pobre o la granja pobre, y albergaba a residentes del condado con enfermedades mentales, indigentes, y ancianos que no tenían familia conocida.  

La instalación abrió sus puertas el martes 19 de octubre de 1926. Ese día, Perry D. Snyder y su esposa Mary Alice Snyder, establecieron su casa en la residencia del condado para los ancianos, junto a sus dos hijos, unos 12 miembros del personal y los primeros 20 reclusos.

Un niño se encontraba entre estos primeros  reclusos, aunque el hogar generalmente no aceptaba niños.

En junio de 1944, los funcionarios de asistencia social del condado y los Snyder, fueron acusados de incompetencia en el hogar. A finales de agosto, los Snyder tuvieron tres semanas para desalojar. La racha de Snyder de más de treinta años de servicio a la comunidad había finalizado, y Mantz B. Hogue, el antiguo director del departamento de asistencia social, se hizo cargo de las operaciones en el hogar.

Perry falleció el 14 de Noviembre de 1945, a los 81 años de edad y su esposa Mary Alice, el 3 de Diciembre del 1945, a los 79 años. Ambos están enterrados en el cementerio de Pennsylvania, Oak park.

En la segunda mitad de la década de 1960 se remodeló y se convirtió lentamente en un centro de enfermería especializada, mientras estaba bajo la supervisión del director Clarence E Covert. En 1970, el hogar enfrentaba graves problemas de hacinamiento, y Covert se amargó por la falta de apoyo del condado y renunció en enero de 1973.

En diciembre de 1974, el condado decidió agregar una nueva sección, que ahora se conoce como Ala Norte, y remodelar algunos de los pisos existentes. El ala norte se abrió a mediados de 1977  y fue renombrada como Hill View Manor el 22 de marzo de 1977.

Cerró sus puertas en 2004 debido a restricciones financieras. Hoy en día se hacen tour de fantasmas.

Fueron muchos los casos de suicidios y otras muertes que están documentadas, incluido un médico que se lanzó de la azotea del edificio. Y un hombre de unos 80 años que también saltó, no se tiene muy claro como pudo llegar arriba y saltar el muro, cabe la posibilidad que alguien lo empujara. 

En 1971 un animal escarbando en el jardín trasero desenterró huesos humanos. Se cree que muchos de los que perecieron en las instalaciones están enterrados en tumbas sin nombre en el cementerio ubicado detrás del edificio. Desafortunadamente, no hay forma de saber cuántas personas encontraron su destino mientras residían aquí.

Una de las víctimas más notables en la historia del edificio es la de Eli Saurri. Eli era un hombre de mediana edad que residía allí, era un alcohólico en recuperación y trabajaba como empleado de mantenimiento. Debido a la estricta política de no consumo de alcohol, decidió obtener su dosis saliendo del edificio para ir a beber. A la mañana siguiente, otros residentes encontraron a Eli tendido por fuera de las puertas, borracho, decidieron llevarlo y dejarlo en la sala de calderas para que se calentara y volviera a estar sobrio. Desafortunadamente, Eli nunca se puso sobrio y falleció probablemente por intoxicación con alcohol o los humos de la caldera y ahora se dice que su espíritu inquieto sigue en el área de la sala de calderas. En esta sala se han oído pasos, a la dueña le han dado un pellizco y le agarraron del brazo.
El área de almacenamiento del sótano contiene muchos objetos que pertenecieron a los residentes, desde equipaje, muebles y artículos personales. Esto puede convertirlos en objetos desencadenantes de fenómenos o anclar a sus propietarios al lugar.

Hay una enorme masa negra conocida con el nombre de Creeper o también siniestro, puede tomar cualquier forma, aunque lo normal es que sea humana, se le ha visto arrastrándose por paredes, suelos y techos. Se cree que pudo ser humano, pero lo que se ve es la forma mas oscura o retorcida de ese espíritu. Le gusta asustar y utiliza el miedo de la gente para hacerse más fuerte.

Mary Virginia, una paciente con parálisis cerebral, llegó cuando era una niña y permaneció hasta el cierre del asilo. Pasó la mayor parte del tiempo poniéndose disfraces y escuchando música, su habitación aún está de manera similar a como la tenía cuando era residente de la mansión. El fantasma de Mary es amigable y responde bien, moviendo los collares que cuelgan sobre su cama, moviendo sus muñecas y tocando débilmente sus canciones favoritas en los dispositivos de grabación de los investigadores.

Otro espíritu infantil, supuestamente llamado "Jeffrey". Se supone que Jeffrey es un niño de 9 años, que vivía en la mansión con su hermano de 11 años, el hermano fue adoptado, pero no hay más información sobre qué pasó con Jeffrey. Dado que no hay un registro real de un nombre para el niño, fue nombrado como Jeffrey porque en un dispositivo dijo que su nombre era ese

Una paciente llamada Amanda, estaba en silla de ruedas, salió a dar de comer a los pájaros y cuando volvió se desorientó y se calló por las escaleras que bajan al sótano y murió. En este lugar se ha visto la aparición de un hombre y se han grabado psicofonías diciendo "iros", "dejarme solo", no le gusta que nadie baje.

En la habitación 101 se grabó una psicofonía diciendo "soy Jim", el antiguo paciente que vivía en esa habitación era Jim Casciato.  

En el segundo piso, en la habitación 211, había una paciente llamada Mary, que era ciega y tenía TOC. Contaba sus pasos hasta el baño para poder ir ella sola.  Se dice que hoy en día, camina alrededor de su habitación y de su habitación al baño y de regreso.

Al final del pasillo estaba Angelo, uno de los residentes más difíciles de manejar. Una fatídica noche, las enfermeras entraron corriendo después de escuchar algunos disturbios y lo encontraron colgando del marco de la puerta del baño. Su muerte se consideró un suicidio, pero no encontraron ni una silla u otro mueble al que subirse. Se dice que pasea por la habitación, golpea las paredes y las puertas, e incluso su sombra ha sido vista de vez en cuando. Supuestamente ha afirmado que no se suicidó y que alguien más fue el responsable.

Joe Miller solía disfrutar de la marca de tabaco Kayak y usaba un andador. Se han visto sombras asomándose desde su habitación y por todo el edificio.

Se dice que John Robinson saltó por la ventana de su habitación, pero no murió de inmediato, sino de camino al hospital. Las grabaciones obtenidas en esta sala afirman que no saltó, sino que lo empujaron por la ventana.

Jimmy vivió aquí casi toda su vida. Tenía un impedimento del habla y finalmente perdió la voz y solía gruñir. Las grabaciones en esta área a menudo producen un sonido de gruñido cuando se revisan. 

En la habitación 128 residía William Boots, pero le llamaban Bill, era un paciente, una anciano gruñón que padecía problemas de corazón. Falleció en su habitación en los años 1998 o 99. Se le ha escuchado en grabaciones y a interactuado con los investigadores. En una ocasión le decía a un investigador que no entrara en la habitación 144, al preguntarle el porqué, se oyó dos  palabras, miedo y muerte. Según una médium en esta habitación se nota una presencia negativa, un hombre violento, lo ve salir de la habitación, cruzar el pasillo y entrar en otra habitación donde agrede a alguien.

Los visitantes han informado de actividades que incluyen voces, pasos, ser tocados, portazos, sombras, ruidos inexplicables o cosas moviéndose por sí mismas. En la capilla en ocasiones hay un olor a velas recién apagadas. En el vestuario de enfermeras, los casilleros se cierran de golpe por sí solos.

Una mujer que trabajaba como enfermera tuvo numerosas experiencias mientras trabajaba. En una ocasión, mientras caminaba del ala este al ala oeste, afirmó que una forma turbia y muy fría la atravesó, le dio un escalofrío increíble. En otras ocasiones, cuando estaba en el segundo piso cerca de la sala de descanso, no era raro que viera lo que parecía ser alguien caminando por el pasillo, pero al revisar, nunca había nadie allí.

Cuando le preguntas a los investigadores que han estado en la mansión, sus experiencias han sido diversas, desde sentir una tensión extrema en una habitación, así como cambios de temperatura notables. Los investigadores se sintieron seguidos en todo momento, como si los estuvieran vigilando. También se olió el perfume y el humo del cigarro que salían de las habitaciones del tercer piso. Los cambios en la presión y el movimiento del aire eran comunes, y algunos investigadores experimentaron que sus oídos se tapaban mientras estaban parados en la misma área.

Hoy en día está abierto al público como casa embrujada para visitas e investigaciones paranormales.