23 de agosto de 2021

 EXORCISMO EN CONNECTICUT:

La casa colonial del renacimiento en Meriden Avenue, es una simple casa blanca de varios pisos que se construyó en 1916 y se encuentra en un barrio que es reconocido por el Registro Nacional, como un barrio histórico en el Condado de Hartford.

Durante años, el edificio sirvió como una funeraria, pero se convirtió en una casa de alquiler a mediados de la década de 1980.

Desde hace varias décadas a partir de 1936, la casa fue el hogar de la funeraria Hallahan. Parece que la funeraria se trasladó a otro pueblo, el de Plantsville, Connecticut, en algún momento a mediados de la década de 1980.

Los hechos tuvieron lugar en el 208 de Meriden Avenue, Southington, en el estado de Connecticut en el año 1986. La familia Snedeker formada por el matrimonio de Carmen y Allen con sus tres hijos y una sobrina alquiló una casa en ese pueblo con el fin de vivir más cerca del hospital John Dempsey, en la universidad de Connecticut, en el que Philip, el hijo mayor, estaba recibiendo tratamiento por un cáncer del sistema inmunológico llamado linfoma de Hodgkin.

Carmen hija de un sargento del ejército y divorciada con dos hijos de su primer matrimonio Philip y Bradleyconoce a Allen Snedeker también divorciado en 1979 en Connecticut, mientras ella trabajaba de camarera en un restaurante. Al poco tiempo de conocerse deciden casarse y tienen una niña llamada Jennifer.

El 30 de junio de 1986, la familia se muda a la vivienda para empezar una nueva etapa en sus vidas. En el sótano hallan una serie de habitaciones a las que se accede a través de unas puertas batientes. En alguna de ellas las paredes están manchadas de algo oscuro que al principio piensan que es humedad. En las estanterías que cubren ciertas zonas de la pared, hay herramientas parecidas a sierras, cuchillos y una serie de gomas y tubos. En el centro de la habitación hay una camilla metálica giratoria. También hay una serie de tanques o bidones grandes que al principio piensan que contienen gasoil para la calefacción. Del techo observan como cuelgan algunas cadenas que sostienen una especie de tableros de madera. El sótano tiene otro acceso a través de una rampa que conecta con el exterior de la casa.

La habitación les da muy malas vibraciones y no se encuentran nada a gusto allí, incluso la habitación despide un olor nada agradable. Días más tarde durante una visita del Sr. Darrell Kern antiguo propietario, a la familia para ver cómo había ido la mudanza, Carmen le pregunta por los objetos del sótano, éste le dirá que no los tire porque son un recuerdo que quiere conservar.

Deciden que la zona del sótano será para Philip y Bradley, aunque Philip prefiere dormir en el salón del comedor hasta que llegue su hermano Bradley que está pasando unos días con su abuela, porque según le cuenta a su madre allí abajo hay algo malvado.

Carmen comienza a darse cuenta de ciertos detalles que le llaman la atención. Observa que a pesar de que la casa tiene unos grandes ventanales, la luz no penetra a través de ellos en la casa por más que los limpie. Su hijo Philip oye una voz masculina que le llama desde el sótano, pero cree que es debido a la medicación o a que está medio dormido, pues suele oírla por las mañanas al despertarse. Pero un día vuelve a escuchar la voz que le dice: “Philip ven aquí”. El adolescente se queda helado y presa del miedo decide volver al salón y poner el televisor a todo volumen. Cuando se lo cuenta a su madre, ésta lo achaca a la medicación tan fuerte que está tomando.

Philip se hace amigo de Cody, un chico de la casa de enfrente que suele jugar con Philip en el sótano, pero con el tiempo Cody le dice a su amigo que no le gusta ese lugar porque siente algo extraño allí abajo. Ya no era cosa de la medicación, porque su amigo también sentía algo raro allí.

Será entonces cuando Philip comienza a ver sombras que pasan cerca de él por el rabillo del ojo, las ve esconderse detrás de los muebles y a veces incluso le rozan. Piensa que son visiones producidas por la medicación, pero un día su hermana pequeña de 4 años ve a una mujer vestida de blanco reflejada en el espejo de su habitación. Esto le confirma de nuevo a Philip de que la medicación no tiene nada que ver con lo que está oyendo y viendo. Días más tarde el mismo Philip verá a un joven de unos 20 años abriendo las puertas batientes del sótano que le llama por su nombre.

Incluso su marido le comenta un día que, ha oído una especie de música de entierro cerca del sótano. Cuando realmente Carmen se asusta de verdad, es cuando fregando el suelo de la cocina observa que el agua del cubo está totalmente roja, como si fuera sangre.

El día en que regresaba Bradley de casa de los abuelos, Carmen decide preparar una gran cena de bienvenida. Saca la vajilla y cubiertos y tras colocarla en la mesa, se da la vuelta para coger el teléfono que en ese momento sonaba. Cuál sería su sorpresa cuando al colgar el teléfono todo había desaparecido de la mesa y estaba colocado en los armarios.

Acomodados ya ambos hermanos en la habitación del sótano, una noche pudieron ver en una de las cómodas que tenían frente a sus camas, a tres hombres que los miraban fijamente a la vez que les susurraban algo. Después de unas risas macabras y escalofriantes de los tres hombres, uno de ellos coge un juguete que había sobre la cómoda y lo estrella contra el suelo rompiéndolo en mil pedazos.

La habitación del sótano era la habitación de los ataúdes y los extraños bidones o tanques no contenían gasoil, sino que se utilizaron en su día para contener la sangre y fluidos de los cadáveres. Los sucesos paranormales crecían en intensidad, los vasos se movían solos y las sillas cambiaban de lugar solas. Por las noches las camas vibraban y la visión de sombras eran continuas. Philip llegó a ver a un niño negro de unos 4 años con un traje de Superman, del que más tarde se enteraron que había sido enterrado así.

La hermana de Carmen por entonces se estaba divorciando de su marido y Carmen decide hacerse cargo de su sobrina Tammy durante ese proceso de divorcio. Una noche mientras dormía la puerta de su habitación se abrió y se encontró con su primo Philip que intentaba abusar de ella. Más tarde una ambulancia lo llevó a un hospital psiquiátrico, donde permaneció durante cuarenta y cinco días.

La familia ya no puede más, miles de moscas invaden las habitaciones, los susurros son insoportables, el mal olor, incluso el encendido de lámparas sin tener ni siquiera bombillas. Es entonces cuando Carmen descubre en una revista al matrimonio de Ed y Lorraine Warren, los cuales se dedican a limpiar a casas con fenómenos extraños.

Lorreine recorre habitación por habitación ella sola y lo que vive cuando baja al sótano la aterra. Ve a un hombre grueso que está manipulando y trasladando cadáveres a los que toca las piernas y órganos sexuales, es decir, que practicaba la necrofilia con los cadáveres. Lorreine diría más tarde “que aquello era una infestación tremenda del mal, que aquello no era un espíritu humano”. Ed y Lorreine dejaran en la casa a tres miembros de su equipo permanentemente en la casa y cuando ven que no pueden hacer nada para liberar la casa de esas presencias, llaman al sacerdote Timorato Colan que se enfrentará al poder demoníaco que según él habita la casa, realizando un exorcismo que le llevará un día entero.

Después del exorcismo la familia se marchó de la casa a un piso más pequeño y la casa es alquilada de nuevo. Según la actual propietaria de la casa, Susa Trota-Smith, actualmente en la casa no se produce fenómeno paranormal alguno, hemos vivido en la casa durante diez años sin que ocurra nada. Nuestra casa es maravillosa.



No hay comentarios:

Publicar un comentario