15 de mayo de 2022

 AEROPUERTO DE LOS RODEOS:

Carretera TF-5, San Cristóbal de La Laguna, al norte de Tenerife.

Su primer vuelo data de 1929, un Arado VI procedente de Sevilla.

Fue construido en los años 20 a petición de una empresa holandesa de vuelos internacionales. Pero éste aeropuerto, es conocido por el gran accidente, ocurrido el 27 de marzo de 1977, donde dos aviones chocaron al cruzarse en la pista, cuando uno de ellos comenzaba a despegar y el otro aparato se preparaba para hacer la misma operación.

En éste accidente se contabilizaron más de
580 cadáveres. 
Semanas después del accidente, muchos operarios han sido testigos de cosas extrañas, como voces, lamentos, llantos. Pero lo más impactante, es el misterio de la niña que ronda por el aeropuerto. Según dicen, al identificar todos los cadáveres, faltaba una niña, que nunca se encontró el cuerpo

Un testigo, en Marzo de 2004, estando de instrucción nocturna, eran las 2,30 de la mañana. Uno de los compañeros que se encontraba a unos 200 metros del resto del grupo, llegó corriendo y diciendo. “¡He visto una niña, he visto una niña!”. La describía como de unos siete años, con melena oscura y unos intensos ojos azules. Enseguida hicieron una batida para buscar a la pequeña pero no encontraron nada de nada.

Otro de los testigos de este misterio es un teniente que salió a hacer ejercicio por los alrededores de la base, aprovechando la carretera que va paralela a la pista, justo cuando llegué al recodo que hay pasando los hangares del GAAAL (grupo de Artillería Antiaérea Ligara), vi con total claridad una niña con la cabeza inclinada hacia abajo y sin piernas desplazarse sin tocar el suelo. Seguidamente cogí una piedra y la lancé a una zona próxima al lugar donde aquella niña se desvaneció muy rápido, la aparición duro unos 8 o 9 segundos. Nunca lo conté de forma oficial porque estas no son cosas que nadie tome enserio, pero puedo jurar y perjurar que aquella niña estaba allí.

A lo largo de varias investigaciones sobre estos desconcertantes sucesos, localizamos a más soldados que también habían hecho guardias en esta zona y aseguraban haber escuchado lamentos y sollozos. Según la versión de los testigos, la fisionomía o aspecto de la supuesta niña puede variar, pero el denominador común es que se trata de una niña de corta edad (6 ó 7 años) y baja estatura, ojos claros y pelo oscuro que se aparece cruzando los alrededores de la garita con aspecto desolador, ropa algo rota y sin las extremidades inferiores.

Un testigo incluso hablan de que la niña ha llegado a dirigir su mirada hacia él con expresión desconcertante al tiempo que se desvanecía entre los arbustos cercanos.

Otro suceso es el de un militar que se encontraba una noche de vigilancia en una garita. Sobre las tres de la madrugada, de repente se cruza delante suyo, un niño. Estaba a unos 15 metros. “Recuerdo que tenía el cabello oscuro y la piel pálida, aunque con un cierto brillo. Además, portaba un camioncito de juguete”. Cruzó de izquierda a derecha y se perdió. La observación duró unos 15 o 20 segundos. Por la zona no hay viviendas cercanas. El soldado empezó a notar cierta ansiedad. Abandonó su puesto en la garita junto a su arma reglamentaria, se llegó a alejar de su puesto unos 100 metros en busca del niño, no vio ni rastro. Volvió a la garita, con un gran malestar y llamó a través del teléfono al puesto de guardia. Al momento se personó en la garita un Land Rover con un cabo y dos soldados. Al entrar en el puesto de vigilancia se encontraron a nuestro testigo en el suelo, víctima de una lipotimia. Al día siguiente, el soldado es llamado para reunirse en un despacho de esta base militar con un alto mando para dar parte de lo ocurrido, resolvieron que debía tomar vacaciones sin hablar con nadie de lo ocurrido.

Otro testimonio es el de don Ignacio con 79 años de edad, un agricultor de la zona conocida como el Coromoto, este barrio fue escenario de primera fila la tarde del accidente por estar situado justo a pocos metros de las pistas del aeropuerto. Cuenta que no son pocas las veces en las que a visto a gente asomarse en lo alto de la ladera, junto a las pistas y mirar para abajo. Algunas veces levantan los brazos, pero no se les oye decir nada, están ahí y luego desaparecen de golpe.

Yo creo que esas pobres personas están ahí porque no han podido encontrar la paz. Mi esposa les ponía velas para que su alma descansara en paz el día de todos los difuntos. Ella me decía que esa gente solo quiere regresar a su casa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario