13 de mayo de 2022

 LA CASA FRIAS:

Zona de Frías, el Escobonal, parte alta de Güímar, Comarca de Agache, Tenerife.

Todo comenzó alrededor de 1943, cuando la solitaria y humilde vivienda de una familia de cabreros, formada por el matrimonio, un hijo y siete hijas, empezaron a vivir una serie de fenómenos, que hoy conoceríamos como “Poltergeist”.

Se desataron sin previo aviso y se prolongaron durante varios meses, con el detalle curioso que cuando los padres, decidieron enviar a alguna de sus hijas al pueblo, a casa de algunos familiares, los fenómenos las siguieron a sus nuevos hogares, aunque sin dejar de producirse cada día con mayor fuerza en la propia casa de Frías.

Según contó D. Alejandro (único hijo varón del matrimonio) cuando contaba con 75 años, el pensaba que todo aquello vino por un vecino que quería quedarse con la casa y sus 300 cabras. Ese hombre y su hermana tenían un libro de magia en su casa y entre los dos hacían cosas así, usándolo contra la familia y contra otros muchos vecinos. Era muy mala gente, y cuando usaban la magia blanca, no era tan malo, pero cuando usaban la negra, entonces aquello era terrible.

Con nosotros empezó un día que estábamos todos juntos, con unos vecinos y a la hora de comer empezaron a caer piedras del cielo, eran piedras de distintos colores, negras, amarillas, blancas, etc. Todas caían al suelo mojadas, como si les acabasen de escupir, antes de lanzarlas. Caían desde todas partes a la vez, algunas sobre nosotros, sobre el tejado, los animales, etc.

A partir de ese día, pasaban cosas a todas horas, aunque eran más fuertes a mediodía y por la noche. Muchas veces estábamos sentados a la mesa, a punto de comer, cuando, de repente, saltaban todos los platos y la comida por los aires, chocando contra las paredes y el techo, para luego caer al suelo.  

Avisamos al dueño de la finca para que viniera a ayudarnos, ya no podíamos más. Cuando llego y le contamos todo, se rió mucho y dijo que esa noche se quedaría él solo en la casa para demostrarnos que no había nada raro. Al poco rato, se acercó hasta unos barriletes de 15 litros que teníamos para guardar el vino, entonces le saltaron algunos barriletes a la cabeza y otros salieron corriendo tras él hasta bastante lejos de la casa. Desde lejos nos gritó que aquella casa estaba embrujada y que llamaría al cura del pueblo para que viniese.

Vino primero el cura del pueblo, y luego otro del Obispado de La Laguna, y ambos salieron corriendo y gritando que aquello era cosa del diablo y que no querían saber nada.

En aquellos momentos ya, la maquina de coser funcionaba sola, a algunas de las chicas, algo invisible les golpeaba y, caían al suelo inertes como en estado de catalepsia. Los perros y las cabras no se acercaban a la casa por temor, llegando a salir en estampida sin motivo aparente, huyendo de los alrededores de la casa.

Un día llegó hasta la casa un espiritista, parece ser que era cubano, al que alguien avisó de lo que allí pasaba. Pidió permiso para realizar algunos rituales y ante la desesperación de la familia aceptaron su ayuda. Les dijo que tenía que poner algunas cosas alrededor de la casa, puso unos cables hasta una pequeña fuente cercana, enterrando los extremos en distintos lugares de la casa. Luego se fue encerrando en cada habitación de la casa, pidiendo que mientras él estuviese dentro, nadie, oyeran lo que oyeran, entrase en dicha habitación. Fueron muchos días los que el cubano, estuvo trabajando dentro de la casa.

Actualmente el estado de la casa de Frías es de total abandono. Parte del techo ha caído, al igual que alguna pared lateral.  

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