4 de mayo de 2022

 LA CASA LERCARO:

Calle San Agustín 22, San Cristóbal de La Laguna (Islas Canarias).








Esta joya de la arquitectura lagunera comenzó a construirse en 1593 por
Francisco Lercaro de León, que procedía de una familia de comerciantes genoveses que se instalaron en Tenerife después de terminada la conquista.

La edificación sufrió ampliaciones en los siglos XVII y XVIII, obteniendo su máximo esplendor, aunque también se llevaron a cabo obras en el siglo XX. A lo largo de su historia, ha tenido diversos usos. En los años 40 fue albergue de un destacamento militar, denominado popularmente como “los antigases”. Después se convirtió en sede de la facultad de Filosofía y Letras. En los años 70 fue adquirida por el Cabildo, que llevó a cabo obras de restauración para ubicar el Museo de Historia de Tenerife.

La antigua casa de la familia Lercaro, se localiza en la calle de San Agustín. En este inmueble vivió Catalina, que algunos suponen que fue hija de Antonio Lercaro y a la que obligaron a contraer matrimonio con un hombre de avanzada edad, por lo que la joven decidió quitarse la vida arrojándose el mismo día de su boda a un pozo de la parte trasera. 

La leyenda dice que el cuerpo de Catalina está enterrado en una estancia de la casa, debido a que, al haberse suicidado, la Iglesia se opuso a que recibiera cristiana sepultura en un cementerio.  Estos hechos motivaron que la familia Lercaro se trasladara a vivir a La Orotava.

Muchos son los testimonios del personal que allí trabaja, una de las chicas encargadas de la biblioteca del Museo vio sentada a una mujer, mirándola fijamente y desapareciendo al percatarse de su presencia. Un joven apoyó el testimonio con lo que presenció un día: “Jamás olvidaré aquella mañana, cuando vi pasar un bulto blanco muy luminoso con forma de mujer”. Otro empleado añadió: “Vi una nube blanca que se puso a mi lado, pero al prestarle atención se esfumó”. Otro joven añade: “Resulta muy aterrador cuando sabes que estás solo en la casa y oyes en el piso superior misteriosos pasos, algo que siempre sucede, igual que las apariciones”. “Los pasos invisibles se escuchan siempre desde la sección VI hasta el lugar donde se encuentra la vitrina que alberga una imagen de Cristo”.

Más increíble resulta la siguiente historia que cuenta otro testigo: “Aquella mañana no había nadie en la sala de didáctica. De pronto se oyó un ruido y la puerta se cerró. Se podría pensar que fue el viento, pero lo más misterioso es que estaba cerrada por dentro con llave, sin haber nadie en el interior de la habitación. Tuvimos que entrar por una ventana, la cual forzamos, y abrir la cerradura”.

Uno de los testigos afirma que una joven trabajadora del museo dejó un vaso de cristal en una de las mesas del piso de arriba y, cuando fue a buscarlo, no sólo lo encontró en otro punto de la mesa, sino roto en mil pedazos.

Otra historia curiosa es la que le ocurrió a un hombre que cargó sobre sus hombros unas vigas para subirlas al piso de arriba. Cuando llegó vio que la puerta donde tenía que entrar estaba cerrada con un tablón que la reforzaba. Decidió dejar la carga en el suelo, pero antes de hacerlo el trozo de madera que aseguraba el cierre saltó por los aires y las dos hojas de la puerta se abrieron de par en par.

A Héctor Pérez se le coló un extraño “no” muy grave y prolongado en su grabadora cuando hacía una entrevista. Para conocer más de esta psicofonía y de la casa, optó por llevar al lugar a una “sensitiva”, quien sintió mucho dolor en el granero y se puso mucho peor en la antigua cocina, percibiendo a una joven que la habían torturado quemándole los brazos. Por si fuera poco, dos personas que trabajan en el museo juran haber visto a una muchacha que los observaba desde el granero y que luego desaparecía, estando ellos solos en la casa, ya que se encontraba cerrada al público.

En el año 2011 el grupo Clave 7 de investigación de temas paranormales, con el permiso del director del Museo del Cabildo, acudió a dicho inmueble para hacer un estudio sensitivo con la médium Angie Freeland y el grupo Tenerife Paranormal Society. La médium se dirigió al punto exacto donde solo este redactor sabía que estaba el pozo. En ese momento dijo que lo percibía debajo de ella. Luego se concentró más, visionó joyas y un cuerpo con un traje blanco.

Al preguntarle si era un cuerpo espiritual o físico, dijo que estaba en el fondo de forma material, y precisó que era de una mujer. Le preguntaron cómo había llegado ahí ese cuerpo y señaló que la joven se había tirado del corredor más alto del Palacio de Lercaro, que cayó cerca del pozo y como aún no había conseguido su muerte se arrastró hasta tirarse dentro del mismo.

Hay que destacar que antes de hacer dichas afirmaciones, la médium Olga Pérez Marrero, sensitiva del grupo Clave 7, había dado a conocer datos semejantes a los de Angie Freeland. Josephine Mateos, sensitiva del grupo Clave 7, percibió a Catalina tirándose al pozo de rodillas y que, en las mismas, antes de hacerlo, lleva heridas, lo que concuerda con lo que apunta la médium de que al caer avanzó hacia el pozo para tirarse.

Josephine vio a esta mujer con pelo largo y negro, ojos claros verdosos, manos delgadas y con un camisón blanco o beis con bordados en azul y rosa. Tanto Josephine como Olga sintieron opresiones, angustias y torturas, lo que fue ratificado por la médium Angie Freeland, pues, aunque no lo sabían estaban en las mazmorras donde recluyeron a presos. Olga notó la presencia de militares y monjes.



 HOTEL RURAL FINCA LA RAYA:

El hotel finca La Raya o casa de Vargas, en el municipio tinerfeño de Güímar, con más de cinco siglos de historia, acumula multitud de casos paranormales de los que quedaron constancia gracias al equipo de investigación Clave Siete de Tenerife al sacar a la luz lo que en Güímar era, desde hace décadas, un secreto a voces que le valió al inmueble el sobrenombre de la “casa del miedo”.

El edificio se levantó en el siglo XVI. Sin embargo, su estilo pertenece al siglo XIX. Carmelina Rosa, heredera por vía paterna de las instalaciones y responsable junto a su esposo Francisco Toledo vivirían años atrás en la víspera de la noche de difuntos una experiencia que aún no ha sabido explicar. “Ya durante la restauración los problemas fueron constantes e inexplicables, como si algo nos intentara alejar del lugar. Estando yo en la cocina, una ventana se cerró bruscamente y al comprobarla vi que el cerrojo estaba echado. El azúcar y la sal se cayeron al suelo desde la despensa junto a varios calderos, mientras que en el piso superior se escuchaban pasos acelerados, comprobé que no había nadie arriba, muchos inquilinos han sentido esos pasos en la galería acristalada, que antaño fue una balconada por la que, cuenta la leyenda que cierta joven despechada, se arrojó al estanque de abajo donde murió.

Durante muchos años la casa estuvo en estado de semi-ruina, antes de que se restaurara y cuentan que mientras se desarrollaban las tareas de acondicionamiento, se escuchaban ruidos de procedencia incierta, puertas y ventanas que se abrían y cerraban de forma espontánea, sombras y extrañas sensaciones, como si los trabajadores no estuviesen solos en el lugar. Una vez convertido en hotel, no son pocos los clientes que coinciden en describir los mismos fenómenos.

Hay una habitación que destaca porque en ella es donde al parecer se presenta la figura de una mujer que se sienta en un lado de la cama mientras el inquilino duerme. Una pareja de origen belga vio a los pies de la cama, sentada en la misma, una mujer vestida con un camisón blanco y la mirada perdida.  

Durante la inspección una sensitiva pudo percibir “algo” en esta estancia. Según ella, vio a una mujer de unos 30 años, de pelo largo y castaño oscuro, que vestía un camisón blanco-azulado. La vio sentada en el borde de la cama. Su rostro expresaba una gran tristeza.

Francisco nos cuenta la leyenda de una pianista que se alojaba en una habitación de ese piso a principios del siglo XX, cuando el hotel se destinaba a atender a enfermos con problemas pulmonares. La joven se enamoró del propietario de la casa y, al no ser correspondida, se habría tirado por una de las ventanas del pasillo.

Carmelina nos habla de su padre, un hombre que no le tenía miedo a nada, sin embargo, cierto día,  se lo encontró en un estado de shock. “Había visto algo raro en la casa, pero no sabía, o no quiso, decir el qué. Un hombre fuerte como mi padre se desmoronó ante algo que vio y no sabía explicar”.

Según se cuenta, una mujer estuvo encerrada en la ultima planta de este lugar mucho tiempo por su marido. Cierto día logró salir con tan mala fortuna de que cayó accidentalmente o no, por la escalera. 



 HOTEL RURAL FINCA LA RAYA:

El hotel finca La Raya o casa de Vargas, en el municipio tinerfeño de Güímar, con más de cinco siglos de historia, acumula multitud de casos paranormales de los que quedaron constancia gracias al equipo de investigación Clave Siete de Tenerife al sacar a la luz lo que en Güímar era, desde hace décadas, un secreto a voces que le valió al inmueble el sobrenombre de la “casa del miedo”.

El edificio se levantó en el siglo XVI. Sin embargo, su estilo pertenece al siglo XIX. Carmelina Rosa, heredera por vía paterna de las instalaciones y responsable junto a su esposo Francisco Toledo vivirían años atrás en la víspera de la noche de difuntos una experiencia que aún no ha sabido explicar. “Ya durante la restauración los problemas fueron constantes e inexplicables, como si algo nos intentara alejar del lugar. Estando yo en la cocina, una ventana se cerró bruscamente y al comprobarla vi que el cerrojo estaba echado. El azúcar y la sal se cayeron al suelo desde la despensa junto a varios calderos, mientras que en el piso superior se escuchaban pasos acelerados, comprobé que no había nadie arriba, muchos inquilinos han sentido esos pasos en la galería acristalada, que antaño fue una balconada por la que, cuenta la leyenda que cierta joven despechada, se arrojó al estanque de abajo donde murió.

Durante muchos años la casa estuvo en estado de semi-ruina, antes de que se restaurara y cuentan que mientras se desarrollaban las tareas de acondicionamiento, se escuchaban ruidos de procedencia incierta, puertas y ventanas que se abrían y cerraban de forma espontánea, sombras y extrañas sensaciones, como si los trabajadores no estuviesen solos en el lugar. Una vez convertido en hotel, no son pocos los clientes que coinciden en describir los mismos fenómenos.

Hay una habitación que destaca porque en ella es donde al parecer se presenta la figura de una mujer que se sienta en un lado de la cama mientras el inquilino duerme. Una pareja de origen belga vio a los pies de la cama, sentada en la misma, una mujer vestida con un camisón blanco y la mirada perdida.  

Durante la inspección una sensitiva pudo percibir “algo” en esta estancia. Según ella, vio a una mujer de unos 30 años, de pelo largo y castaño oscuro, que vestía un camisón blanco-azulado. La vio sentada en el borde de la cama. Su rostro expresaba una gran tristeza.

Francisco nos cuenta la leyenda de una pianista que se alojaba en una habitación de ese piso a principios del siglo XX, cuando el hotel se destinaba a atender a enfermos con problemas pulmonares. La joven se enamoró del propietario de la casa y, al no ser correspondida, se habría tirado por una de las ventanas del pasillo.

Carmelina nos habla de su padre, un hombre que no le tenía miedo a nada, sin embargo, cierto día,  se lo encontró en un estado de shock. “Había visto algo raro en la casa, pero no sabía, o no quiso, decir el qué. Un hombre fuerte como mi padre se desmoronó ante algo que vio y no sabía explicar”.

Según se cuenta, una mujer estuvo encerrada en la ultima planta de este lugar mucho tiempo por su marido. Cierto día logró salir con tan mala fortuna de que cayó accidentalmente o no, por la escalera. 



3 de mayo de 2022

 PRISION OLD ADELAIDE GAOL:

 18 Gaol Road, Thebarton, Australia.

La cárcel operó desde 1841 hasta 1988. La prisión es ahora un museo, una atracción turística y un centro de funciones. Está abierto para visitas auto-guiadas los 7 días de la semana y los tours de fantasmas también operan por la noche.  

El 2 de diciembre de 1840, los primeros prisioneros, unos 14 deudores, fueron trasladados de la antigua cárcel temporal para ocupar el primer patio que se completará en el nuevo Adelaide Gaol. Los prisioneros restantes en la vieja cárcel fueron trasladados a principios de 1841, ya que se completaron más trabajos de construcción.

William Baker Ashton se convirtió en el primer gobernador, cargo que ocupó hasta su muerte en 1854. El personal de Gaol consistía en dos "llaves en mano" y dos guardias. Durante este tiempo la cárcel fue conocida por el público como Ashton's Hotel.

El primer intento de escapar ocurrió en agosto de 1854 cuando 2 prisioneros fueron capturados en el acto, cada uno recibió 36 latigazos. La primera fuga "exitosa" fue en 1897 cuando 3 prisioneros llegaron hasta Blanchetown antes de ser recapturados.

En 1965 se anunció que la cárcel sería demolida y todos los trabajos cesarían. En 1969 esta decisión fue revertida y las reclusas de la cárcel fueron trasladadas a una nueva instalación. A lo largo de la década de 1970 se produjo una considerable modernización de los edificios. En 1971 todas las viviendas del personal fueron desocupadas y demolidas. Adelaide Gaol fue dado de baja en 1988 y el sitio tomado por el Departamento de Medio Ambiente y Patrimonio de Australia Meridional.

Siete ahorcamientos se mantuvieron en público fuera de los muros de la cárcel, el primero ocurrió en noviembre de 1840 mientras el sitio todavía estaba en construcción, fue Joseph Stagg quien había sido acusado de matar a su amigo después de ayudarlo a escapar de Stone Jug. Mientras estaba de pie en la horca, reafirmó su inocencia, pero dijo que la persona que era responsable estaba frente a él entre la multitud, pero nunca dijo el nombre.  

De 1861 a 1883, 13 prisioneros fueron ejecutados en horca portátil erigida entre las paredes interiores y exteriores del Gaol. Las ejecuciones se trasladaron al "Nuevo Edificio" en 1894, donde otros 21 prisioneros fueron ejecutados.

La "Torre De la Cuelgue" se convirtió a ese uso en 1950 y se utilizó para las últimas cuatro ejecuciones antes de que la pena capital fuera abolida en 1976. De 1840 a 1964, 45 de las 66 personas ejecutadas en Australia del Sur fueron por ahorcamiento en el Gaol.

William Ridgway era la más joven a los 19 años en 1874, Elizabeth Woolcock la única mujer en 1873 y la última fue Glen Sabre Valance en 1964.

Alison Oborn es una investigadora paranormal y dice que la cárcel está definitivamente embrujada. Los acontecimientos inexplicables incluyen imágenes de video de una pesada puerta de acero que se abren y se cierran por sí solas, luces parpadeando dentro de celdas libres de electricidad y ruidos de bolas de billar que se juegan en la oscuridad de la noche.

Estábamos en el "nuevo" edificio, donde hay una antigua escalera de metal allí donde me paro a contar la historia sobre la aparición de un guardia que se ve aquí  y mientras hablaba de eso, los pasos comenzaron en la parte superior, pudimos escuchar el clic del talón y el chirrido de las botas de cuero y llegó a la parte superior de las escaleras y comenzó a bajar, se notó como una brisa estática que nos puso todos los pelos de punta.

Se habla de apariciones de cuerpo completo, figuras oscuras entre las sombras. Voces y sonidos de tiempos pasados capturados en equipos de grabación. Toque físico a veces suave... a veces no tanto. La aparición de una mujer con vestido blanco que se cree que puede ser Elizabeth Woolcock, ya que llevaba esa ropa cuando la ejecutaron.

Se han grabado diversas psicofonías en las que se oye Sargento Murphy, en otra se escucha ¡tengo tanto frío!

Uno de los fantasmas es el de Frederick 'Fred' Carr, fue ahorcado el 12 de noviembre de 1927 por el asesinato de su esposa, Maude. Protestó por su inocencia, incluso hasta los últimos momentos antes de su muerte. Maude fue encontrada con la garganta cortada. Curiosamente, los dos maridos anteriores de Maude también murieron de heridas en el cuello y Maude intentó suicidarse el día antes de morir.

Fred se dice que aparece regularmente cerca de las escaleras que conducen a las celdas de arriba del Nuevo Edificio. Vestido con ropa oscura y teniendo interés  en los visitantes que deambulan por su antiguo 'hogar'.

También se ve a William el primer gobernador del Adelaide Gaol y a pesar de ser un hombre razonablemente justo, fue acusado de hacer el mal. William era un hombre muy grande y cuando murió su cuerpo no pudo ser manipulado por la escalera empinada y estrecha de su apartamento. En su lugar, fue bajado sin contemplaciones por la ventana delantera a los funerarios que esperaban abajo.

Tres meses después de su muerte, William fue exonerado. Demasiado tarde para pacificar un espíritu perturbado. En las noches se dice que sus pasos se escuchan (a través de paredes de piedra sólida) mientras lucha por mover los muebles en una habitación vacía.

La directora de la prisión contó cómo un día su cocker spaniel comenzó a gruñir y corrió hasta las viejas escaleras que conducían a las habitaciones del gobernador, dejó que el perro se acercara para atacar a quienquiera que pudiera estar allí y lo siguió de cerca. El perro corrió hacia la habitación y se detuvo, de repente, saltó emocionado ante algo que no se veía y luego rodó sobre su espalda como si esperara un cosquilleo en la barriga. La directora no pudo ver a nadie allí, pero el gobernador Ashton era un amante de los perros, por lo que tal vez el perro lo vio como un amigo.

Otro fantasma es el de Ben Ellis fue el verdugo durante 10 años, desde mediados de la década de 1860 hasta mediados de 1870. Vivió en Adelaide Gaol en un pequeño apartamento debajo de lo que se convirtió en el dormitorio femenino. Ben se enorgullecía de su trabajo, cada una de las ejecuciones se llevó a cabo con precisión y de manera experta, excepto en el caso de Charles Streitman en 1877. En su prisa por hacer el trabajo, Ben tuvo un descuido y Charles cayó pero quedó atrapado en la plataforma, en lugar de la muerte instantánea, pasaron 22 minutos antes de que finalmente muriera.

El 30 de diciembre de 1873, se le exigió ahorcar a una reclusa, Elizabeth Woolcock, la primera y última mujer ejecutada en Australia. Este evento cambió la forma en que Ben veía su profesión para siempre. Con 25 años fue declarada culpable del asesinato de su marido envenenándolo con mercurio. Aunque no se presentaron muchas pruebas en su contra el jurado pensó que era culpable. No tuvo buena vida, su madre la abandonó, a los 7 años fue violada por un minero y su marido la maltrataba.

Se dice que el espíritu inquieto de Ben aparece a menudo, tal vez buscando el perdón por un trabajo demasiado bien hecho.

Pero las ejecuciones no fueron las únicas muertes, hubo numerosos casos por enfermedad, causas naturales y por supuesto por las manos de los reclusos. Se dice que más de 300 personas murieron en la cárcel de Adelaide, algunas trágicamente como Grace Williams el 10 de enero de 1861. Grace se había derrumbado después de la muerte de su esposo y fue arrestada como lunática. La retuvieron en la comisaría de policía donde intentó quitarse la vida bebiendo agua hirviendo, pero todo lo que consiguió fue ampollas en la boca, la garganta y la nariz. La enviaron a Adelaide en un estado debilitado y el policía preocupado por el deterioro de su estado, trató de llevarla al Asilo de Adelaide porque sabía que allí la tratarían, pero se negaron porque el papeleo decía que debía ser llevada a la Cárcel. La pusieron en una celda sin tratamiento y falleció durante la noche. Nunca pudo volver a ver a sus hijos, que había sido su mayor deseo.



 PRISION OLD ADELAIDE GAOL:

 18 Gaol Road, Thebarton, Australia.

La cárcel operó desde 1841 hasta 1988. La prisión es ahora un museo, una atracción turística y un centro de funciones. Está abierto para visitas auto-guiadas los 7 días de la semana y los tours de fantasmas también operan por la noche.  

El 2 de diciembre de 1840, los primeros prisioneros, unos 14 deudores, fueron trasladados de la antigua cárcel temporal para ocupar el primer patio que se completará en el nuevo Adelaide Gaol. Los prisioneros restantes en la vieja cárcel fueron trasladados a principios de 1841, ya que se completaron más trabajos de construcción.

William Baker Ashton se convirtió en el primer gobernador, cargo que ocupó hasta su muerte en 1854. El personal de Gaol consistía en dos "llaves en mano" y dos guardias. Durante este tiempo la cárcel fue conocida por el público como Ashton's Hotel.

El primer intento de escapar ocurrió en agosto de 1854 cuando 2 prisioneros fueron capturados en el acto, cada uno recibió 36 latigazos. La primera fuga "exitosa" fue en 1897 cuando 3 prisioneros llegaron hasta Blanchetown antes de ser recapturados.

En 1965 se anunció que la cárcel sería demolida y todos los trabajos cesarían. En 1969 esta decisión fue revertida y las reclusas de la cárcel fueron trasladadas a una nueva instalación. A lo largo de la década de 1970 se produjo una considerable modernización de los edificios. En 1971 todas las viviendas del personal fueron desocupadas y demolidas. Adelaide Gaol fue dado de baja en 1988 y el sitio tomado por el Departamento de Medio Ambiente y Patrimonio de Australia Meridional.

Siete ahorcamientos se mantuvieron en público fuera de los muros de la cárcel, el primero ocurrió en noviembre de 1840 mientras el sitio todavía estaba en construcción, fue Joseph Stagg quien había sido acusado de matar a su amigo después de ayudarlo a escapar de Stone Jug. Mientras estaba de pie en la horca, reafirmó su inocencia, pero dijo que la persona que era responsable estaba frente a él entre la multitud, pero nunca dijo el nombre.  

De 1861 a 1883, 13 prisioneros fueron ejecutados en horca portátil erigida entre las paredes interiores y exteriores del Gaol. Las ejecuciones se trasladaron al "Nuevo Edificio" en 1894, donde otros 21 prisioneros fueron ejecutados.

La "Torre De la Cuelgue" se convirtió a ese uso en 1950 y se utilizó para las últimas cuatro ejecuciones antes de que la pena capital fuera abolida en 1976. De 1840 a 1964, 45 de las 66 personas ejecutadas en Australia del Sur fueron por ahorcamiento en el Gaol.

William Ridgway era la más joven a los 19 años en 1874, Elizabeth Woolcock la única mujer en 1873 y la última fue Glen Sabre Valance en 1964.

Alison Oborn es una investigadora paranormal y dice que la cárcel está definitivamente embrujada. Los acontecimientos inexplicables incluyen imágenes de video de una pesada puerta de acero que se abren y se cierran por sí solas, luces parpadeando dentro de celdas libres de electricidad y ruidos de bolas de billar que se juegan en la oscuridad de la noche.

Estábamos en el "nuevo" edificio, donde hay una antigua escalera de metal allí donde me paro a contar la historia sobre la aparición de un guardia que se ve aquí  y mientras hablaba de eso, los pasos comenzaron en la parte superior, pudimos escuchar el clic del talón y el chirrido de las botas de cuero y llegó a la parte superior de las escaleras y comenzó a bajar, se notó como una brisa estática que nos puso todos los pelos de punta.

Se habla de apariciones de cuerpo completo, figuras oscuras entre las sombras. Voces y sonidos de tiempos pasados capturados en equipos de grabación. Toque físico a veces suave... a veces no tanto. La aparición de una mujer con vestido blanco que se cree que puede ser Elizabeth Woolcock, ya que llevaba esa ropa cuando la ejecutaron.

Se han grabado diversas psicofonías en las que se oye Sargento Murphy, en otra se escucha ¡tengo tanto frío!

Uno de los fantasmas es el de Frederick 'Fred' Carr, fue ahorcado el 12 de noviembre de 1927 por el asesinato de su esposa, Maude. Protestó por su inocencia, incluso hasta los últimos momentos antes de su muerte. Maude fue encontrada con la garganta cortada. Curiosamente, los dos maridos anteriores de Maude también murieron de heridas en el cuello y Maude intentó suicidarse el día antes de morir.

Fred se dice que aparece regularmente cerca de las escaleras que conducen a las celdas de arriba del Nuevo Edificio. Vestido con ropa oscura y teniendo interés  en los visitantes que deambulan por su antiguo 'hogar'.

También se ve a William el primer gobernador del Adelaide Gaol y a pesar de ser un hombre razonablemente justo, fue acusado de hacer el mal. William era un hombre muy grande y cuando murió su cuerpo no pudo ser manipulado por la escalera empinada y estrecha de su apartamento. En su lugar, fue bajado sin contemplaciones por la ventana delantera a los funerarios que esperaban abajo.

Tres meses después de su muerte, William fue exonerado. Demasiado tarde para pacificar un espíritu perturbado. En las noches se dice que sus pasos se escuchan (a través de paredes de piedra sólida) mientras lucha por mover los muebles en una habitación vacía.

La directora de la prisión contó cómo un día su cocker spaniel comenzó a gruñir y corrió hasta las viejas escaleras que conducían a las habitaciones del gobernador, dejó que el perro se acercara para atacar a quienquiera que pudiera estar allí y lo siguió de cerca. El perro corrió hacia la habitación y se detuvo, de repente, saltó emocionado ante algo que no se veía y luego rodó sobre su espalda como si esperara un cosquilleo en la barriga. La directora no pudo ver a nadie allí, pero el gobernador Ashton era un amante de los perros, por lo que tal vez el perro lo vio como un amigo.

Otro fantasma es el de Ben Ellis fue el verdugo durante 10 años, desde mediados de la década de 1860 hasta mediados de 1870. Vivió en Adelaide Gaol en un pequeño apartamento debajo de lo que se convirtió en el dormitorio femenino. Ben se enorgullecía de su trabajo, cada una de las ejecuciones se llevó a cabo con precisión y de manera experta, excepto en el caso de Charles Streitman en 1877. En su prisa por hacer el trabajo, Ben tuvo un descuido y Charles cayó pero quedó atrapado en la plataforma, en lugar de la muerte instantánea, pasaron 22 minutos antes de que finalmente muriera.

El 30 de diciembre de 1873, se le exigió ahorcar a una reclusa, Elizabeth Woolcock, la primera y última mujer ejecutada en Australia. Este evento cambió la forma en que Ben veía su profesión para siempre. Con 25 años fue declarada culpable del asesinato de su marido envenenándolo con mercurio. Aunque no se presentaron muchas pruebas en su contra el jurado pensó que era culpable. No tuvo buena vida, su madre la abandonó, a los 7 años fue violada por un minero y su marido la maltrataba.

Se dice que el espíritu inquieto de Ben aparece a menudo, tal vez buscando el perdón por un trabajo demasiado bien hecho.

Pero las ejecuciones no fueron las únicas muertes, hubo numerosos casos por enfermedad, causas naturales y por supuesto por las manos de los reclusos. Se dice que más de 300 personas murieron en la cárcel de Adelaide, algunas trágicamente como Grace Williams el 10 de enero de 1861. Grace se había derrumbado después de la muerte de su esposo y fue arrestada como lunática. La retuvieron en la comisaría de policía donde intentó quitarse la vida bebiendo agua hirviendo, pero todo lo que consiguió fue ampollas en la boca, la garganta y la nariz. La enviaron a Adelaide en un estado debilitado y el policía preocupado por el deterioro de su estado, trató de llevarla al Asilo de Adelaide porque sabía que allí la tratarían, pero se negaron porque el papeleo decía que debía ser llevada a la Cárcel. La pusieron en una celda sin tratamiento y falleció durante la noche. Nunca pudo volver a ver a sus hijos, que había sido su mayor deseo.



28 de abril de 2022

 MANSION GOOLOOWAN HOUSE:

 Q43 Quarry Street, Ipswich, Queensland, Australia.

 El arquitecto Charles Balding la creó en 1864, para Benjamín Cribb y su segunda esposa, Clarissa.

Benjamín Cribb nació en Dorsetshire, Inglaterra en el año 1807. Llegó a Moreton Bay con su primera esposa Elizabeth en 1849. Cuando su esposa murió en 1852, se mudó a Brisbane con sus 3 hijos. Al año siguiente, se casó con Clarissa Foote y su hermano, John Clarke Foote, resultó ser su nuevo socio comercial en el año 1855. Benjamín falleció en la casa en marzo de 1874 y Clarissa Cribb falleció también en la casa después de haber estado confinada durante más de un año debido a su delicada salud. Su hijo, Thomas Bridson Cribb murió en septiembre de 1913, pero no lo hiso en la casa, en cambio su mujer Marian si fallece en la casa en diciembre de 1932, a los 78 años. Y el resto de familiares que fueron pasando por la propiedad también fallecieron ahí.

Gooloowans, es una palabra indígena que significa 'casa en la colina'. En 1983, la casa fue vendida a un médico local después de haber estado en la familia  durante más de 120 años

A mediados de 1990 fue vendida al gobierno como sitio histórico.

En 1889, una sirvienta que trabajaba en la propiedad con el nombre de Rose Dold, se quedó embarazada mientras trabajaba allí. Con el fin de ocultar a su hijo del mundo, estaba convencida de que era mejor tirar al niño al pozo, fue condenada a 9 meses de trabajos forzados en la cárcel. Después de este incidente, la gente decía oír la voz llorando de un bebé que venía del pozo. Los visitantes informaron haber visto a un espectro femenino vagando por los terrenos con las ropas de una vieja criada. 

La gente al parecer siente la presencia del mal, como si alguien estuviera vigilando cada uno de tus movimientos. En 2007, el entonces propietario del pub, Chris Kallis, declaró que inicialmente era escéptico y no creía en los embrujos. Durante 8 meses no pasó nada, entonces de repente las puertas se abrían y se cerraban por sí solas, las cosas se movían y temblaban, escuchando pasos arriba y abajo del pasillo, escuchaba a la gente jugar al billar cada vez que estaba acostado en su cama.

Otro incidente tuvo lugar en 2012, una mujer vio un espectro de un hombre mirándola mientras ella estaba comiendo. Describió su apariencia como bajo, robusto con grandes hombros. La descripción del espectro coincidió con el hombre llamado Sydney John Neaves, que falleció en el hotel en el año 1934. 

 MANSION GOOLOOWAN HOUSE:

 Q43 Quarry Street, Ipswich, Queensland, Australia.

 El arquitecto Charles Balding la creó en 1864, para Benjamín Cribb y su segunda esposa, Clarissa.

Benjamín Cribb nació en Dorsetshire, Inglaterra en el año 1807. Llegó a Moreton Bay con su primera esposa Elizabeth en 1849. Cuando su esposa murió en 1852, se mudó a Brisbane con sus 3 hijos. Al año siguiente, se casó con Clarissa Foote y su hermano, John Clarke Foote, resultó ser su nuevo socio comercial en el año 1855. Benjamín falleció en la casa en marzo de 1874 y Clarissa Cribb falleció también en la casa después de haber estado confinada durante más de un año debido a su delicada salud. Su hijo, Thomas Bridson Cribb murió en septiembre de 1913, pero no lo hiso en la casa, en cambio su mujer Marian si fallece en la casa en diciembre de 1932, a los 78 años. Y el resto de familiares que fueron pasando por la propiedad también fallecieron ahí.

Gooloowans, es una palabra indígena que significa 'casa en la colina'. En 1983, la casa fue vendida a un médico local después de haber estado en la familia  durante más de 120 años

A mediados de 1990 fue vendida al gobierno como sitio histórico.

En 1889, una sirvienta que trabajaba en la propiedad con el nombre de Rose Dold, se quedó embarazada mientras trabajaba allí. Con el fin de ocultar a su hijo del mundo, estaba convencida de que era mejor tirar al niño al pozo, fue condenada a 9 meses de trabajos forzados en la cárcel. Después de este incidente, la gente decía oír la voz llorando de un bebé que venía del pozo. Los visitantes informaron haber visto a un espectro femenino vagando por los terrenos con las ropas de una vieja criada. 

La gente al parecer siente la presencia del mal, como si alguien estuviera vigilando cada uno de tus movimientos. En 2007, el entonces propietario del pub, Chris Kallis, declaró que inicialmente era escéptico y no creía en los embrujos. Durante 8 meses no pasó nada, entonces de repente las puertas se abrían y se cerraban por sí solas, las cosas se movían y temblaban, escuchando pasos arriba y abajo del pasillo, escuchaba a la gente jugar al billar cada vez que estaba acostado en su cama.

Otro incidente tuvo lugar en 2012, una mujer vio un espectro de un hombre mirándola mientras ella estaba comiendo. Describió su apariencia como bajo, robusto con grandes hombros. La descripción del espectro coincidió con el hombre llamado Sydney John Neaves, que falleció en el hotel en el año 1934. 

 CENTRO COMERCIAL ADELAIDE ARCADE:

111 A Balcony Level, Adelaide, Australia.

La propiedad sobre la que se construyó el Arcade fue escenario de dos incendios desastrosos, el primero en la noche del 16 de julio de 1855 y el segundo el sábado 15 de noviembre de 1884.

El 12 de diciembre de 1885, Adelaide Arcade fue inaugurado oficialmente. Es la primera galería comercial en Adelaida, y la más antigua de Australia.

Originalmente consistía en 50 tiendas en la planta baja, con alojamiento o espacio de trabajo en la planta superior, a la que se accede por una hermosa escalera interior. En 1968 la mayoría de estas escaleras fueron retiradas y un balcón añadido a la planta superior. Ahora el Arcade tiene alrededor de 100 tiendas.

Las tiendas tenían una luz de gas fuera de sus tiendas, pero el edificio era famoso por ser uno de los primeros edificios en tener luz eléctrica que estaba dirigida por un enorme generador. Las luces eran responsabilidad de un caballero llamado Henry Hardcourt.

Francis Cluney era el cuidador allí y perdió la vida en un terrible accidente el 21 de junio de 1887, sólo dos años después de la apertura del edificio. Se quedó a cargo de las luces eléctricas, mientras que Henry Hardcourt, estaba en otro lugar. Las luces comenzaron a parpadear y Francis fue a ver cuál era el problema, poco después de que se apagaran las luces. La ropa quedó atrapada en la maquinaria, murió instantáneamente con terribles heridas en su cuerpo.

La presencia de Francis ha sido notada a menudo, especialmente por los nuevos residentes, derriba las cosas en las tiendas, interfiere con los artículos eléctricos e incluso aparece como una aparición con cuerpo, usando el abrigo largo por el que era famoso. Se ha visto en numerosas partes del edificio, día y noche, mirando a los escaparates y viendo a los compradores desde el balcón de arriba.

Thomas Horton era un fabricante de botas y un talentoso malabarista. Recientemente se había casado con una joven llamada Florence (Florrie), pero las cosas no les iban bien. Thomas era un hombre celoso y violento. Florence no podía soportarlo más, así que lo dejó. Sólo 3 meses después de su boda, el sábado 27 de febrero de 1904, disparó y mató a su esposa mientras estaba en Arcade Lane. Después de huir inicialmente Thomas fue capturado unos días más tarde en las colinas de Adelaida y llevado a la prisión Adelaide Gaol.

En su juicio por el asesinato de Florrie, su madre declaró que cuando era niño, Thomas había caído a 13 pies de un árbol, sufriendo graves lesiones en la cabeza. Ella pensó que esta podría ser la razón por la que él actuó de la manera en que lo hizo. Pero lo más condenable en su juicio fue una carta escrita por su difunta esposa, afirmando que si algo le pasara, sería de la mano de su marido, Thomas. Fue encontrado culpable del asesinato de Florrie y sentenciado a colgarle del cuello hasta que murió en el Adelaide Gaol. Su cuerpo permanece allí hasta el día de hoy.

Otra triste historia es sobre Bridget Kennedy Byron, quien compartió una tienda en el Arcade con su marido, el profesor Kennedy. Ella era adivina y él era un frenólogo. Tuvieron problemas matrimoniales y él la dejó por otra, llevándose consigo a su hijo pequeño Sydney. Devastada, Bridget contrató a un investigador privado y su hijo fue devuelto. Pero entonces ocurrió la tragedia, Sydney de 3 años murió y Bridget fue inicialmente culpada.

El gas podía ser olido en el Arcade y fue rastreado a la tienda de Bridget. Dentro encontraron a Sydney y su madre inconsciente, era el 10 o 11 de enero de 1902. Bridget fue arrestada por asesinato y llevada al Adelaide Gaol.

En su juicio, se encontró que no había suficientes pruebas y fue expulsada de la corte. Las cosas no terminaron bien para Bridget, volvió a beber y, unos meses más tarde, fue encontrada muerta en West Parklands; había sido envenenada. Madre e hijo están enterrados juntos en el cementerio de West Terrace, aunque su lugar de descanso final sólo muestra el nombre de Sydney.

Se ha rumoreado que fantasmas o espíritus femeninos caminan por los pisos de la Arcade y han sido recogidos por psíquicos y médiums. Ha habido informes de inquilinos que han escuchando niños corriendo alrededor, en extrañas horas del día y de la noche.

El salón de té es un lugar muy oscuro y espeluznante para estar. Originalmente llamado 'The Tea and Coffee Salón ', la hermosa pero espeluznante escalera sigue siendo el foco de la habitación. Hemos tenido informes de los huéspedes siendo tocados, un tirón en la manga del abrigo, y una mano agarrada, como si fuera un niño.

Las figuras han sido vistas como más oscuras que la oscuridad. Equipos que se apagan e incluso se a capturado la voz de un niño en una grabadora digital, confirmando que Bridget Kennedy Byron era inocente.

Los baños del personal de arriba tienen un cubículo a los que pocos entran. El almacén de arriba puede hacer que los huéspedes se sientan muy incómodos, ya que a veces se pueden escuchar pasos detrás de ellos, junto con una respiración pesada o suspiros.

 


 CENTRO COMERCIAL ADELAIDE ARCADE:

111 A Balcony Level, Adelaide, Australia.

La propiedad sobre la que se construyó el Arcade fue escenario de dos incendios desastrosos, el primero en la noche del 16 de julio de 1855 y el segundo el sábado 15 de noviembre de 1884.

El 12 de diciembre de 1885, Adelaide Arcade fue inaugurado oficialmente. Es la primera galería comercial en Adelaida, y la más antigua de Australia.

Originalmente consistía en 50 tiendas en la planta baja, con alojamiento o espacio de trabajo en la planta superior, a la que se accede por una hermosa escalera interior. En 1968 la mayoría de estas escaleras fueron retiradas y un balcón añadido a la planta superior. Ahora el Arcade tiene alrededor de 100 tiendas.

Las tiendas tenían una luz de gas fuera de sus tiendas, pero el edificio era famoso por ser uno de los primeros edificios en tener luz eléctrica que estaba dirigida por un enorme generador. Las luces eran responsabilidad de un caballero llamado Henry Hardcourt.

Francis Cluney era el cuidador allí y perdió la vida en un terrible accidente el 21 de junio de 1887, sólo dos años después de la apertura del edificio. Se quedó a cargo de las luces eléctricas, mientras que Henry Hardcourt, estaba en otro lugar. Las luces comenzaron a parpadear y Francis fue a ver cuál era el problema, poco después de que se apagaran las luces. La ropa quedó atrapada en la maquinaria, murió instantáneamente con terribles heridas en su cuerpo.

La presencia de Francis ha sido notada a menudo, especialmente por los nuevos residentes, derriba las cosas en las tiendas, interfiere con los artículos eléctricos e incluso aparece como una aparición con cuerpo, usando el abrigo largo por el que era famoso. Se ha visto en numerosas partes del edificio, día y noche, mirando a los escaparates y viendo a los compradores desde el balcón de arriba.

Thomas Horton era un fabricante de botas y un talentoso malabarista. Recientemente se había casado con una joven llamada Florence (Florrie), pero las cosas no les iban bien. Thomas era un hombre celoso y violento. Florence no podía soportarlo más, así que lo dejó. Sólo 3 meses después de su boda, el sábado 27 de febrero de 1904, disparó y mató a su esposa mientras estaba en Arcade Lane. Después de huir inicialmente Thomas fue capturado unos días más tarde en las colinas de Adelaida y llevado a la prisión Adelaide Gaol.

En su juicio por el asesinato de Florrie, su madre declaró que cuando era niño, Thomas había caído a 13 pies de un árbol, sufriendo graves lesiones en la cabeza. Ella pensó que esta podría ser la razón por la que él actuó de la manera en que lo hizo. Pero lo más condenable en su juicio fue una carta escrita por su difunta esposa, afirmando que si algo le pasara, sería de la mano de su marido, Thomas. Fue encontrado culpable del asesinato de Florrie y sentenciado a colgarle del cuello hasta que murió en el Adelaide Gaol. Su cuerpo permanece allí hasta el día de hoy.

Otra triste historia es sobre Bridget Kennedy Byron, quien compartió una tienda en el Arcade con su marido, el profesor Kennedy. Ella era adivina y él era un frenólogo. Tuvieron problemas matrimoniales y él la dejó por otra, llevándose consigo a su hijo pequeño Sydney. Devastada, Bridget contrató a un investigador privado y su hijo fue devuelto. Pero entonces ocurrió la tragedia, Sydney de 3 años murió y Bridget fue inicialmente culpada.

El gas podía ser olido en el Arcade y fue rastreado a la tienda de Bridget. Dentro encontraron a Sydney y su madre inconsciente, era el 10 o 11 de enero de 1902. Bridget fue arrestada por asesinato y llevada al Adelaide Gaol.

En su juicio, se encontró que no había suficientes pruebas y fue expulsada de la corte. Las cosas no terminaron bien para Bridget, volvió a beber y, unos meses más tarde, fue encontrada muerta en West Parklands; había sido envenenada. Madre e hijo están enterrados juntos en el cementerio de West Terrace, aunque su lugar de descanso final sólo muestra el nombre de Sydney.

Se ha rumoreado que fantasmas o espíritus femeninos caminan por los pisos de la Arcade y han sido recogidos por psíquicos y médiums. Ha habido informes de inquilinos que han escuchando niños corriendo alrededor, en extrañas horas del día y de la noche.

El salón de té es un lugar muy oscuro y espeluznante para estar. Originalmente llamado 'The Tea and Coffee Salón ', la hermosa pero espeluznante escalera sigue siendo el foco de la habitación. Hemos tenido informes de los huéspedes siendo tocados, un tirón en la manga del abrigo, y una mano agarrada, como si fuera un niño.

Las figuras han sido vistas como más oscuras que la oscuridad. Equipos que se apagan e incluso se a capturado la voz de un niño en una grabadora digital, confirmando que Bridget Kennedy Byron era inocente.

Los baños del personal de arriba tienen un cubículo a los que pocos entran. El almacén de arriba puede hacer que los huéspedes se sientan muy incómodos, ya que a veces se pueden escuchar pasos detrás de ellos, junto con una respiración pesada o suspiros.