6 de junio de 2022

 CASTILLO DE EDIMBURGO:

En la cima de la calle Castlehill, una de las cuatro calles que forman la Royal Mile. Edimburgo, Escocia.

Castillo de Edimburgo
Fue inicialmente la residencia real de David I, príncipe de Escocia y Conde de Huntingdon. Ha sido utilizado con fines de tipo militar desde el siglo XII, siendo destinado a usos civiles solo en épocas muy recientes. 

El castillo está abierto a los visitantes y está gestionado por el organismo especializado Historic Scotland. Se trata de la atracción turística de pago más visitada de Escocia.

Vive un fantasma conocido como el tamborilero sin cabeza. Fueron muchos los niños que estaban aquí durante la guerra, de los cuales uno de ellos llegó con un pequeño tambor con el que se dedicaba a avisar a los habitantes de que iban a entrar en combate con los pueblos enemigos. La mala suerte hizo que en plena batalla este niño recibiese un cañonazo en la cabeza, y hoy en día permanece en el castillo. Muchos visitantes han afirmado ver por los pasillos al pequeño sin cabeza y escuchar el sonido de su tambor retumbar entre sus muros.

Hay un personaje que no sale nunca de las murallas: el gaitero solitario, o como lo llaman en Escocia: the lone piper. Los antiguos guardas del Castillo excavaron túneles subterráneos a modo de pasadizos secretos para conectar el castillo con diferentes lugares de la ciudad. Dice la leyenda que para descubrir adónde llevaban los pasadizos ordenaron a un gaitero de la ciudad que explorara los túneles mientras tocaba la gaita. De esta forma podían localizarle donde estuviera. La música dejó de sonar repentinamente y por más que buscaron al gaitero nunca lo encontraron. Desde entonces, hay quien escucha el sonido de su gaita, como los lamentos de un alma atrapada en los pasadizos del Castillo.

Mucha gente que ha visitado el Castillo de Edimburgo habla de situaciones paranormales que les han ocurrido en las habitaciones, sobre todo en las que fueron encarcelados los presos. Algunos hablan de que una presencia invisible les tiraba de las ropas, o bien una caída brusca de temperatura, una sombra, el roce de algo invisible, sentimientos de ser observados y la detección de alguna presencia sobrenatural, han sido tocados o agarrados, ver figuras sombrías en los rincones, neblinas extrañas, luces verdes, esferas de luz y sensación de congoja repentina.

También se han visto los espíritus de prisioneros franceses de la época de la Guerra de los Siete Años y el espectro de un perro que se para en la puerta del castillo, al cual se describe como un animal negro con un color gris nebuloso a su alrededor.

Las bóvedas son las más escalofriantes, según reportes, hay 9 entidades en ellas: un chico llamado Jack, el Zapatero Feliz; la siniestra mujer de negro que se supone que reza por las futuras madres; una anciana; un hombre que usa una capa y sombrero de copa, y el fantasma más famoso, “Mr. Boots”. Éste ha sido visto por diversos grupos de visitantes, tanto grandes como pequeños. Se describe como un ente vestido con una gran levita azul, sombrero de tres picos y grandes botas de cuero. Se le ha visto en los pasillos dejando aliento a whiskey y bloqueando las puertas.

Se dice que en las excavaciones del castillo se encontró el esqueleto de un niño envuelto en ricas ropas, cuerpo que podría haber pertenecido al verdadero hijo de María Estuardo, Reina de Escocia, bebé que podría haber muerto al nacer e intercambiado por otro bebé de una dama de la corte.

Desde el siglo XVI al siglo XVIII la explanada del castillo vio la quema de 200 personas acusadas de brujería. En su recuerdo hay en este lugar un pequeño monumento. Es el “Pozo de las Brujas” o “Witches’ Well” .

Cuenta la historia que un prisionero intentó escapar del castillo escondiéndose en una carretilla llena de estiércol, pensó que nadie le buscaría allí, que saldría de la fortaleza  y recuperaría su libertad. Con lo que no contaba es que el personal del castillo para deshacerse del estiércol lo lanzaban por las laderas rocosas. Así que el prisionero murió al precipitarse, junto con el estiércol, por las rocas sobre las que se eleva el castillo de Edimburgo. Hay visitantes del castillo que afirman que este fantasma les ha intentado empujar por las almenas y que le acompaña un fuerte y desagradable olor a estiércol.